martes, 19 de octubre de 2010

Elegía - Miguel Hernández

ELEGÍA
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería).


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

10 de enero de 1936

Miguel Hernández

Desde acá quiero compartirles uno de los más hermosos poemas de Miguel Hernández, un canto a la amistad, al encuentro con la muerte, a la rebelión y a la sublimación. Los invito también a escuchar la versión de Joan Manuel Serrat

miércoles, 13 de octubre de 2010

BOCETO DE UN GATO BLANCO ENTRE LOS ACORDES DEL TRIPLE CONCIERTO DE BEETHOVEN

Ahí está, acostado con su parsimonioso ronroneo, ensimismado en el Allegro. Estoy convencido que si los gatos tienen mejor oído que nosotros y si perciben el encanto de la buena música, acaban convirtiéndose en excelentes melómanos. Lástima que no hayamos podido aprender su complejo lenguaje, porque seguramente nos darían soberbias lecciones de cómo escuchar la música. A Gaspar le encanta Bach, especialmente las suites para violonchelo y se extasía con Erik Satie y también con las sonatas de Cesar Frank; creo que prefiere las cuerdas a los vientos y se vuelve más contemplativo con Chopin que con Bartok. Wagner no le convence mucho y prefiere salir al jardín cuando escucho a Stravinsky o a John Cage. Así son… plácidos, extremadamente refinados, exquisitos y discretos; tienen la prudencia de los sabios, la ternura de quien está recién enamorado, el sentido del libre albedrío desarrolladísimo y el placer de recorrer el mundo en las noches. Pero también disfrutan con el sol, de las caricias y de los lugares que son dignos de ellos. Prefieren el cómodo sillón de la biblioteca y el calor de la chimenea, aunque no existe ningún lugar de la casa vedado a sus correrías. No nos acompañan pero exigen compañía cuando así lo desean, su paladar es refinado y generalmente se creen dos estratos más arriba que sus anfitriones. Se acicalan para estar impecables y perciben cuando lleganlos días festivos porque nos levantamos tarde. Miran la luna a través de los cristales y el fulgor del cielo les esparce dulces sensaciones que les traen a la memoria sus tiempos de selva y monte; las tinieblas son un pretexto para sentirse poderosos y sus maullidos envían mensajes a los espíritus de los gatos que desde remotos tiempos acompañan los mitos de los hombres. Envidiamos su silencioso andar, la displicencia con que determinan a sus enemigos naturales, los perros, su precisión para sortear diluvios y secuencias de laberintos. Cómo quisiéramos los hombres caer siempre parados y tener siquiera algunas de las vidas que gracias a su destreza les atribuyen. A Gaspar le encantan las visitas, sobre todo si son mujeres que deciden acompañarnos y juegan a pasarle los dedos por el lomo. Como sus parientes turcos es sensible a los aromas que esparce la piel de una odalisca criolla cuando vibra de placer, y seguramente desearía hacerle coro a los suspiros; no contemplo siquiera la posibilidad de tener una compañera de retozos y de sueños a quien le incomode su presencia. Aprendí a observarlo y a tratar de entender su lucidez, a admirar sus gráciles movimientos y a aceptar sus caricias a sabiendas de que algo se trae entre bigotes. En casa cumple con agrado algunas funciones, por ejemplo descubre el lugar donde hace más calor, a veces funge de cojín y otras veces se vuelve estuche del control remoto del televisor, se adueña de sillas, de jarras para tomar el agua, de lugares para afilar sus uñas, de esquinas para delimitar su espacio, es ladrón también de mis desvelos y dispone, si quiere, de gran parte mi tiempo libre. Es un sibarita que disfruta y exige las delicias de la buena mesa, y al mismo tiempo se aventura en correrías por laberintos y lugares donde solo su cuerpo de goma puede alcanzar. A veces juego con él y disfruto su natural sentido del humor y el aire de superioridad que le hermosea. Cada vez que contra mi voluntad tengo que alejarme y asignarle una acudiente, me siento desolado y ni siquiera me atrevo a mirar a la constelación de Leo. Seguramente él no me necesita, pero,¿ qué tal que sí? A veces terminamos acostumbrándonos a compartir la libertad. Para cuando vuelva le alzaré, le miraré a sus ojos claros, a ella también la invitaré a cenar para que le haga cosquillas en la barriga, y nos sentaremos a escuchar el concierto “Elvira Madigán” de Mozart, uno de sus preferidos (de Gaspar, naturalmente). Ahora quiero compartir algunas frases que me ha enviado uno de mis buenos amigos gatófilos: “El hombre es civilizado en la medida que comprende a un gato” Bernard Shaw “Dios hizo al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar a un tigre” Víctor Hugo “El paraíso jamás será paraíso a no ser que mis gatos estén ahí esperándome” “Para mantener una verdadera perspectiva de lo que valemos, todos deberíamos tener un perro que nos adore y un gato que nos ignore” Derek Bruce “Los perros nos miran como sus dioses, los caballos como sus iguales, pero los gatos nos miran como sus súbditos” Winston Churchill “Cualquier gato que no consigue atrapar a un ratón finge que iba tras una hoja seca” Charlotte Gray “La elegancia quiso cuerpo y vida, por eso se transformó en gato” Guillermo de Aquitania “Mi gato nunca se ríe o se lamenta, siempre está razonando” Miguel de Unamuno “Si yo prefiero los gatos a los perros, es porque no hay gatos policías” Jean Cocteau “Si quieres escribir sobre seres humanos, lo mejor que puedes tener en casa es un gato” Aldous Huxley “El gato no nos acaricia, se acaricia con nosotros” Antoine Rivarol “El ideal de la calma es un gato sentado” Jean Renard “El más pequeño gato es una obra maestra” Leonardo da Vinci “He estudiado muchos filósofos y muchos gatos. La sabiduría de los gatos es infinitamente superior” Hippolite Taine “El único misterio sobre el gato es saber por qué ha decidido ser un animal doméstico” C. MacKenzie “El gato es el único animal que ha logrado domesticar al hombre” Marcel Mauss “Quien se casa con una persona que tiene animales domésticos ingresa en un cierto nivel de locura” Nora Ephron “El gato posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, coraje sin ferocidad, todas las virtudes del hombre sin sus vicios” Lord Cuppy “Un maullido es un masaje al corazón” Stuart McMillan “En realidad la casa es del gato, nosotros solo pagamos la renta” “Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma permanecerá dormida” Anatole France Sus comentarios los pueden enviar a megaspar@hotmail.com

miércoles, 6 de octubre de 2010

LA MALA REPUTACION

Georges Brassens, cuando hace 29 años partió de este mundo "alegre como un colegial" escribió en su testamento que el que quisiera podía acostarse con su mujer, pero,... ay de aquel que le pegara al gato!!!! Un gran poeta, que se consideraba únicamente un chansonnier, un excelente músico que inspiró a muchos jóvenes intérpretes, haciéndoles entender que para ser considerados cantautores, a más de tener talento, deberían asumir un compromiso social y político, unos claros principios de solidaridad, de respeto a la diferencia, de rechazo a cualquier tipo de discriminación, y que su compromiso más allá de lo estético radica en el aporte que puedan hacer en la construcción de un mundo cada vez más justo.

El cantautor denuncia, y también sigue soñando utopías y caminos, es capaz de ver el lado oscuro de la luna de miel en el amor, tiene vocación de anarquista y alma contemplativa. Brassens no se dejó manosear de la farándula, prefirió su amor a los gatos, a su casa de campo, a los libros y a la pipa. Sus hermosas, sencillas y elegantes canciones están salpicadas de ironía, de humor, de la picaresca del trovador, de amor y travesura; en su época fueron consideradas casi un estornudo en la cara de los formales. Es también un cronopio mayor. Algunas de sus canciones más conocidas son, La mala reputación, La dulce Margot, Princesa, Los amantes de los bancos públicos, Por una muñeca me hice chiquitín, El testamento, El gorila, El pornógrafo, Plegaria, Pobre Martín…. Entre las mejores versiones, o por lo menos las que más me gustan están las de Paco Ibañez, Claudina y Alberto Gambino y Javier Krahe, y también ha sido llevado al Jazz.

Qué es lo que seduce de Brassens,? En su mensaje nos dice “Que sean de aquí o allá, los hombres, liberados de sus preocupaciones banales, son idénticos y aspiran a las mismas trascendencias. El les habla de libertad, de tolerancia, de amor y de dignidad, y es escuchado por todos los que intentan escapar de la desesperanza”.

Con esta introducción los invito a acercarse a su obra, a deleitarse con sus canciones, a indagar un poco más sobre alguien que asumió su compromiso con la vida.

LA MALA REPUTACIÓN

En mi pueblo sin pretensión
Tengo mala reputación,
Haga lo que haga es igual
Todo lo consideran mal,
Yo no pienso pues hacer ningún daño
Queriendo vivir fuera del rebaño;
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos todos me miran mal
Salvo los ciegos es natural.

Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me pudo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
Que el de no seguir al abanderado
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos me muestran con el dedo
Salvo los mancos, quiero y no puedo.

Si en la calle corre un ladrón
Y a la zaga va un ricachón
Zancadilla doy al señor
Y he aplastado el perseguidor
Eso sí que sí que será una lata
Siempre tengo yo que meter la pata
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Y a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Tras de mí todos a correr
Salvo los cojos, es de creer.

Ya sé con mucha precisión
Como acabará la función
No les falta más que el garrote
Pa' matarme como un coyote
A pesar de que no arme ningún lío
Con que no va a Roma el camino mío
Que a le gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Que a le gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Tras de mí todos a ladrar
Salvo los mudos es de pensar.


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viernes, 1 de octubre de 2010

LAS FIESTAS SANPACHERAS… AY SAN PACHO POR TODO ESTO ME GUSTÁS…..

Me gusta San Pacho porque no discrimina, porque no hace distinción entre acomodados y quienes poseen poco, me gusta porque en esta época todo un pueblo se relaja, se divierte y se erotiza. Me gusta porque en la preparación de sus desfiles y “cachés” participa toda la comunidad barrial. Me gusta su carácter eminentemente popular, aquí no hay tribunas V.I.P, tampoco hay bailes de gala, clubes sociales o farándula excluyente. Me gusta porque es fiesta de negros, alegría de negros, herencia africana y alma quibdoseña.

En las celebraciones de San Pacho en todas las casas se come el mismo sancocho, quien tiene mayores posibilidades le pone más carne ahumada o es más generoso con el queso; me agrada porque es una oportunidad para compartir con los amigos, porque en estos días las mujeres están más bonitas que de costumbre. Me gusta ver las sonrisas de la gente, y el regocijo de los niños, adolescentes y mayores…. Todos le sacan su gusto a San Pacho, “cuando hacen sus bullas, cuando arman sus corrinches”. Me gustan las tarimas en los barrios, me fascina el sonido de las chirimías, ver la gente bailar en la calle, que Hansel Camacho y Choquibtown vengan a tocar para su gente. Me aguanto el aroma a piel y a sudor que despide el revulú, cuando se percibe una nube de deseo y libertad por encima de cabezas y brazos de los danzantes y cuando en el bunde brincan y se restriegan 44 cuerpos en un metro cuadrado en una cofradía de delirio y calentura!

Me encanta la generosidad del color y la identidad que expresa la comparsa de cada barrio, me gusta también cuando llueve y la fiesta continúa. La pólvora me atrae como cuando era niño, al igual que los helados, las casetas de comida, y observar los saltimbanquis y rebuscadores que van por los pueblos de fiesta en fiesta, de verbena en verbena, de alborada en alborada. Es un placer y un privilegio estar en Quibdó para ésta época, aún bajo la lluvia; en estas tierras todo es exuberante, hasta el dolor y la alegría….

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