viernes, 25 de noviembre de 2011

DEL OTRO LADO: Un libro de Alfredo Molano

DEL OTRO LADO: Seis historias que se entrecruzan, que se encuentran, que nos muestran lo que no existe en los textos de geografía ni en los mapas de los Atlas, lo que no nos quiere mostrar la historia oficial. Narradas de la viva voz por sus protagonistas. Son las historias de colonos a quienes se les acabó el país de tanto andarlo, andariegos a los que todos los conflictos los ha llevado a la fronteras con Ecuador, allí donde todo sucede y que apenas nos enteramos superficialmente por los noticieros de televisión.

Seguramente a muchos no nos digan mayor cosa nombres como Piñuña, Puerto Asís, Lago Agrio, Curillo o San Lorenzo, y sin embargo en ese trapecio de frontera la cotidianidad tiene otros hilos que la regulan. Lugares de la geografía que un día pueden estar y al otro día desaparecer, gentes que se han acostumbrado a andar en la cuerda floja de la ilegalidad, y nó porque lo hayan decidido, sino que ha sido su única opción de vida. Allá en el Putumayo , en esos cortes de colonización se entreveran todos los conflictos del país: los cultivos de coca, los controles que sobre su producción y su comercialización ejercen  grupos armados de toda índole, las formas propias de justicia y de control social… a la vez los intereses de los palmeros, de las multinacionales petroleras, de los políticos, de los promotores de las pirámides, del dinero que se presta "gota a gota" y, de otra parte, los esfuerzos de los campesinos por organizarse, por generar procesos de lucha social, la encrucijada de los pueblos indígenas que por superposición de territorios quedaron metidos en las áreas de conflicto....
Y tratando de sobreaguar entre ellos, seres que se han rebuscado la vida en múltiples oficios, descuajadores de selva, raspachines, buscadores de oro, miembros de seguridad privada, cocineros, contrabandistas, vendedores de chance, lo que les vá imponiendo la vida. Son historias de huídas, de escapes, de búsquedas, son historias de amor y desamor, de soledades, de sobrevivencia y de ilusión, tres mujeres y tres hombres que en sus relatos pueden dar cuenta de múltiples historias de vida reflejadas allí.

Ahí está el encanto de estos testimonios desgarradores y contundentes; todo tiene una lógica de guerra en ese territorio, las complicidades de las autoridades, la actitud de la fuerza pública, de los señalamientos porque sí, de  “los falsos positivos”, las relaciones en la frontera, el río como una arteria que puede ser de vida o de muerte, depende desde la orilla donde se hayan ubicado sus protagonistas, en la selva todo se sabe, todo se vé, es un territorio de grandes ojos donde no hay nada oculto aunque produzca pánico darlo a conocer.
Alfredo Molano nos va llevando de la mano, en esos relatos cautivadores, y nos muestra un mundo que desconocemos, y aunque podemos intuír lo que pueda suceder, nos aleja de cualquier posibilidad de juzgamiento. Son historias absolutamente humanas, de personas a quienes el país no les ha brindado sino la oportunidad de andareguear y de tomar camino cada vez más hacia el sur, en un conflicto que aún no termina y en donde cada cual tiene su propia lectura.
Que esta sea una motivación para disfrutar de la lectura de este excelente y reciente libro, ahí tenemos una auténtica radiografía de nuestro país real, de esos territorios que desconocemos y que no queremos reconocer.
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jueves, 10 de noviembre de 2011

LAS HOJAS MUERTAS - Jacques Prévert

“Les Feuilles Mortes”, es un hermosísimo poema de Jacques Prévert, que nos habla de la separación de dos seres que se aman, de los tiempos pasados y cómo idealizamos lo que ya fue y no tiene vuelta atrás.  Sus líneas nos dicen cómo el tiempo vá borrando las huellas del amor como el mar borra nombres escritos en la arena. Quedan las canciones que se cantaban juntos, de alguna manera alguien recuerda más que el otro…. Es evocar el encantamiento perdido, las hojas muertas son lo que queda del pasado,  que un rastrillo recoge o el viento se las va llevando. Es un poema sin tiempo determinado ni lugar definido, igual nos puede estremecer bajo el cielo de París o en las playas del Papurí en el Vaupés.

Y como habla de la canción que unía a los amantes,  junto con Joseph Kosma el poema se hace canción, y las constelaciones musicales se iluminan con las exquisitas versiones de Ives Montand y de Juliette Greco, y se convierte en un íntimo himno de amor, que también ha sido interpretado, entre otros, por Edit Piaf, Andrea Bocelli, y entre nosotros, en los años 60´s se vistió de balada en la voz de César Costa y la han cantado en ritmo de bolero Fernando Albuerne, Hugo Romani, el jefe Daniel Santos, Susana Baca, y la versión más reciente que he escuchado: la del cubano Isaac Delgado.
No sabría decir cuántas versiones tienen “Las Hojas Muertas”; la sola melodía tiene el encanto de transportarnos a un estado de “saudade” y más cuando se viste de jazz… por mucho, mucho tiempo ha sido mi canción preferida,  por esa sublime letra, como por la cópula que logra con una música lúcida, íntima y profunda.
Fotografía tomadas de http://flavors.me/juanarama
El poema permite que se hagan variaciones alrededor de él, sus letras buscan adaptarse a las audiencias, y allá en el trasfondo está el mensaje: Cómo pesa en los corazones de los enamorados recordar el tiempo de los amores idos, más cuando hay melodías comunes, más cuando aún creímos que era posible restañar  heridas.

Las Hojas Muertas  

(Letra: Jacques Prévert / Música: Joseph Kosma) 

Cuánto me gustaría que te acordaras
de los felices días de cuando éramos amigos
En aquel tiempo la vida era más bella
y el sol más abrasador que ahora
Las hojas muertas se juntaban a montones...
Los recuerdos y las añoranzas también
y el viento del norte se los llevaba
en la noche fría del olvido
¿Ves?, No he olvidado la canción
que tú me cantabas
Es una canción que nos une
Tú que amabas
y yo que te amaba.
y los dos juntos vivíamos
Tú que amabas
y yo que te amaba
Pero la vida separa a los que se aman
muy despacio
sin hacer ruido
y el mar borra en la arena
los pasos de los amantes separados.
Las hojas muertas se juntan a montones...
los recuerdos y las añoranzas también
Pero mi amor callado y fiel
siempre sonríe y da gracias a la vida.
Te amaba tanto eras tan bonita
Cómo quieres que te olvide.
En aquel tiempo la vida era más bella
y el sol más abrasador que ahora
Tú eras mi dulce amiga...
Pero no tengo que tener recuerdos tristes
Y la canción que cantabas
¡siempre, siempre la recordaré!
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viernes, 4 de noviembre de 2011

JAYNE MANSFIELD: Una mujer de dos pisos... con balcón a la calle!!!!


Ella es algo así como una Marilyn “Kirch”, o una muñeca del almacén Tía. Desde muy niño la reconocí adornando los espejos retrovisores de las tractomulas, de los camiones,  casi siempre en bikini luciendo sus exorbitantes atributos; o vestida de vaquero, o simplemente el contorno de su silueta, en forma de calcomanía, se dibujaba en guardafangos, parabrisas y consolas de los buses en los que día a día me encaramaba para ir a estudiar a un colegio, que para mi  fortuna, quedaba muy cerca del centro de Bogotá, pues a la salida de clases, con el pretexto de ir a la biblioteca, disfrutaba de la oferta de los cines de reestreno que atraían a sus espectadores proyectando cintas de las rutilantes y "fantaseadas" Brigitte Bardot, Raquel Welch, Sofía Loren,  Marilyn otras tantas divas a las que jamás pudimos ver en vivo.

Jayne Mansfield, la rubia de platino una peliteñida, que se llamaba Vera Palmer, fue una  actriz de atributos generosos a quien se le asomaba Eros por cada poro de su cuerpo. La ví por primera vez en el cine, actuando en una película llamada “La sirena de las aguas verdes”, eso fue, si mal no recuerdo en el cine continuo del Teatro Faenza en Bogotá; y aunque nunca ví sus películas “Bésalas por mí”, o “Una mujer de cuidado”, me deleitaba cada vez que podía disfrutar su imagen en cinemascope, y no me importaba lo que decía, o cómo actuaba, simplemente iba a ver el movimiento de sus caderas y a deleitar mi mirada adolescente en sus despampanantes senos, evidiados hasta por la mismísima Sofía Loren.  Su vida misma, plagada de escándalos, y a quien le atribuyeron muchísimos romances, sus matrimonios, -a pesar de que tan solo vivió algo así como 34 años, tuvo 5 hijos, tres de ellos con un tarzán que le hizo una mansión donde todo tenía forma de corazón, hasta la piscina, y todo, todo era de color fucsia- su estrambótico sentido estético hicieron de ella un personaje en donde se mezclaba la realidad y la ficción, pareciera ser que su vida fuera de los estudios de cine fuera una prolongación de sus películas, tanto así que se mató junto a su novio de entonces, en un accidente de tránsito al de salir de una de esas espectaculares fiestas.  Dicen que la encontraron decapitada…

Hoy, casi 60 años después de su desaparición, aún se siguen construyendo fábulas alrededor de su vida y de su muerte, ella vivió para inmortalizarse, por lo menos sus fotografías lo serán. Para que la recuerden, y para que la conozcan les comparto algunas algunas:










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