lunes, 8 de octubre de 2012

MANIFIESTO POR LAS SEMILLAS LIBRES EN COLOMBIA


Las organizaciones indígenas, afrocolombianas, campesinas, sociales, ambientales y ciudadanos en general, nos unimos a la campaña mundial por las Semillas Libres y manifestamos nuestra indignación por las políticas y normas de semillas expedidas por el gobierno colombiano, las cuales se han impuesto en el marco de los Tratados de Libre Comercio y que están llevando al agro colombiano a una profunda crisis.

La política de los gobiernos ha estado orientada hacia el fomento de grandes proyectos minero-energéticos, de infraestructura y agroindustriales, que han profundizado la inequidad, la expulsión de poblaciones locales y el aniquilamiento de las economías rurales y de la soberanía y la autonomía alimentaria. En el campo colombiano cada vez hay más millones de campesinos, indígenas y afros sumidos en la pobreza y unos pocos terratenientes que acaparan la tierra, lo que nos ha convertido en uno de los países más inequitativos del mundo.

Casas de víctimas del desplazamiento en Quibdó

Las semillas son parte esencial de la vida; ellas son el resultado del trabajo colectivo  de miles de generaciones de agricultores y agricultoras, desde épocas ancestrales, quienes crearon ese inmenso arco iros de colores, formas y sabores que hoy llegaron a nuestras manos, para que se las entreguemos a las generaciones futuras. Para las comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas las semillas han sido el fundamento de su cultura, de sus sistemas productivos. Es por ello que los agricultores tienen el derecho al libre acceso, a la producción, a guardar, intercambiar y vender las semillas. Las semillas nativas y criollas, se constituyen en el seguro que tiene la humanidad para enfrentar la profunda crisis de la agricultura frente al cambio climático. Las semillas son la base de la libertad de los alimentos, ya que son el primer eslabón en la cadena alimentaria. Sin semillas libres de propiedad intelectual y sin el control local de sus territorios, no es viable la soberanía y autonomía alimentaria de toda la población  y tampoco es posible que las comunidades vivan dignamente en el campo y en paz. La libertad de las semillas se ve amenazada por la biopiratería y las patentes que crean monopolios y vuelve ilegal que los agricultores guarden e intercambien sus semillas; y también por las semillas transgénicas que contaminan nuestros cultivos, cerrando así la opción de alimentos libres de transgénicos.

En Colombia las leyes que vulneran la Libertad de las Semillas son:
El artículo 4 de la Ley 1032 de 2006 que criminaliza a los agricultores por sembrar semillas de las empresas sin autorización y también las semillas “similarmente confundibles”  a una semilla protegida legalmente.

La Resolución 970 de 2010 del ICA, es un instrumento para perseguir, volver ilegal y criminalizar el uso de semillas nativas y criollas por los agricultores y exige que solo se pueden utilizar semillas certificadas y registradas.

Ley 1518 de 2012 que aprueba el Convenio para la Protección de las Obtenciones Vegetales UPOV 91, le permite a las empresas apropiarse de las semillas, puesto que define como “obtentor” a “La persona que haya creado o descubierto y puesto a punto una variedad”; permite una protección similar a una patente y desconoce los “derechos de los agricultores” al impedirles la resiembra, uso, intercambio y comercialización.

El Decreto 4525 de 2005 de bioseguridad, permite sin los debidos controles, la liberación comercial de cultivos y alimentos transgénicos y la contaminación de las semillas nativas y criollas.

Las organizaciones locales y sociales de Colombia consideramos que estas leyes y normas de semillas son ilegítimas e inconstitucionales, porque violan los derechos humanos fundamentales de las comunidades rurales, los convenios internacionales suscritos por Colombia, como el convenio 169 de la OIT y las leyes que protegen los derechos de las comunidades étnicas y la soberanía alimentaria nacional. Igualmente violan los derechos que tenemos los colombianos sobre el patrimonio genético de la nación y los consumidores urbanos perdemos los derechos a una alimentación sana y biodiversa que nos proporcionan las semillas que están en manos de los agricultores.

Por todos los argumentos expuestos, las organizaciones locales y sociales de Colombia, manifestamos:

Nuestro Rechazo al control corporativo sobre la vida, a todas las formas de propiedad intelectual sobre las semillas, a los organismos vivos y su conocimiento asociado, la biopiratería, las semillas transgénicas, las leyes ilegitimas que criminalizan el libre flujo y multiplicación de las semillas. Estas normas violan los derechos sobre el patrimonio genético y cultural de los colombianos y especialmente los derechos colectivos las comunidades indígenas y campesinas sobre su biodiversidad y también el derecho de los ciudadanos a una alimentación libre y soberana.

Antes: soberanía alimentaria. Hoy, desplazamiento, desarraigo y pobreza
Consideramos ilegales todas las normas que operan en Colombia que pretenden regular el uso de semillas, en el marco de la UPOV 91, del decreto 345 de la CAN, el artículo 4 de la ley 1032 de 2006, y la resolución 970 de 2010. De otra parte, todas estas normas han sido proferidas sin realizar la consulta previa informada con poblaciones étnicas. No vamos a reconocer ninguna ley que  otorga  de manera ilegítima la propiedad privada de las semillas y el control monopólico a las empresas de las semillas, puesto que estas  son patrimonios colectivos de los pueblos.

Rechazamos los decomisos de semillas y judicializaciones a agricultores que el Instituto Colombiano Agropecuario –ICA está realizando en diferentes regiones del país. Entre 2010 y 2011 se decomisó 1.167.225 kilogramos de semillas. Les notificamos que por cada semilla que nos decomisen, haremos que estas germinen y florezcan de nuevo, se multipliquen, se esparzan y caminen libremente con los agricultores por los campos de Colombia.

Saludamos el proceso de negociación que actualmente adelanta el gobierno colombiano con las Farc y el Eln y esperamos que finalmente se pueda acabar con esta cruel guerra que tanto daño le ha costado al país. Creemos que la paz solo se logrará si existe la voluntad política de todas las partes para realizar cambios que resuelvan problemas estructurales, en donde se involucre en los acuerdos de paz especialmente a la población afectada por la guerra.

No es fortuito que uno de los temas iniciales y centrales en la agenda de negociación actual, sea el tema agrario y de tierras. Consideramos que entre los temas centrales en la negociación se debería incluir una verdadera reforma agraria, que permita a las poblaciones campesinas, indígenas y afro vivan dignamente y en paz en sus territorios; y una política de fortalecimiento de la soberanía y autonomía alimentaria para el campo y la ciudad. En este contexto, se deben reconocer los derechos colectivos y el control local de los territorios, que incluya los recursos naturales allí existentes, la tierra, el agua, los bosques y las semillas como fundamento de los sistemas productivos de la agricultura familiar y comunitaria. Es por ello que consideramos que el tema de las semillas debería ser incluido en el actual proceso de negociación de paz.

Exigimos políticas públicas a favor de sistemas vivos de semillas campesinas, que estén en nuestras comunidades y bajo nuestro control, que promuevan las semillas reproducibles y locales, que favorezcan la agroecología, el acceso a la tierra y el cuidado de los suelos, y también deben promover la investigación participativa controlada por los campesinos. Estas políticas deben prohibir la privatización y acabar con los monopolios de las semillas por la industria y no deben promover las semillas no reproducibles como los híbridos y tampoco los transgénicos.

Hacemos un llamado a las comunidades indígenas, afro y campesinas de Colombia a conservar, proteger, desarrollar y compartir nuestras semillas; esta es la mejor forma de resistir contra el despojo y la mejor forma de preservar la biodiversidad. Continuaremos trabajando dentro de nuestros propios sistemas campesinos de semillas, los cuales han asegurado la biodiversidad y alimentado a la humanidad y lo continuarán haciendo ante la crisis climática actual.

Igualmente llamamos a la ciudadanía en general que habita las ciudades, para que realice acciones por la defensa del derecho a la alimentación y reivindique la soberanía alimentaria nacional. Actualmente, las comunidades rurales en Colombia producen más del 60% de los alimentos que se consumen en las grandes ciudades; en ese sentido, la privatización y penalización del uso de las semillas, pone en riesgo el derecho a la alimentación de los colombianos.

Las semillas en manos de los agricultores son un eslabón fundamental para que las poblaciones rurales y urbanas garanticemos nuestra soberanía y autonomía alimentaria. Es por ello que los agricultores estamos guardando las semillas, no solo para nosotros sino también para nuestros hijos; puesto que las semillas como lo reafirma la Vía Campesina son patrimonio de las comunidades campesinas y afrocolombianas y de los pueblos indígenas al servicio de la humanidad.

Bogotá, Octubre de 2012

Grupo Semillas, Campaña Semillas de Identidad, Colectivo de Abogados José Alvear,  Ilsa, Comité de Interlocución Campesina y Comunal (8 organizaciones: ACC, ADUC, Amnucic, Andas, Fenacoa, Fensuagro, Fundación San Isidro, Asomercamp, Confecomunal), Mesa de Unidad Agraria (20 organizaciones), ONIC, ILSA, FIAN - Colombia, ATI, OBSAN, Obusinga, Uramba Tve, Artenred -Bogotá, Arcupa, Censat.

domingo, 7 de octubre de 2012

YA SE ACABARON LAS FIESTAS DE SAN PACHO


Con la procesión del santo patrono, los gozos y los arcos en cada barrio, con concierto en el malecón y un espectáculo de pólvora y fuegos artificiales se dieron por culminadas las fiestas de San Francisco de Asís en Quibdó.

Qué agradable es saber que estos espacios permiten la integración de los vecinos de los barrios en torno a la preparación de las festividades; desde las jornadas de planeación, el diseño de los “cachés” y los disfraces, los arcos, las verbenas, hasta la tradicional invitación a compartir un sancocho en las casa de familia. Es reconocer que hay tradición, que existe un tejido social propicio para mejorar unas fiestas y evitar que ellas caigan en la rutina y en que sean “más de lo mismo”. Me llaman la atención las comparsas que no responden a estrictos esquemas de los desfiles de las grandes ciudades y más bien se acomodan a la geografía de las estrechas calles de Quibdó, pero eso no da lugar a que en medio de ellas se atraviesen peatones y motociclistas y que deslucen el evento.
Vistosidad y armonía

Un sombrero pa'la fiesta
No es fácil para un visitante hacer el balance de lo que son las fiestas, lo más que se puede decir, de acuerdo a los comentarios de buena parte de la opinión, es que las fiestas se repiten cada año con un formato más o menos similar;  en esencia, los disfraces, que son una expresión de inconformidad, pueden ser similares en cualquier año, pues los problemas son los mismos, pero sucede que a quienes tienen que ver con esos problemas, poco o nada les importa la inconformidad del pueblo; más allá de estos emblemas no hay una mínima sanción social para administradores y políticos inoperantes o corruptos.

Quibdó en los últimos años ha tenido un crecimiento desproporcionado, de ahí que los barrios franciscanos ya no representan a la mayoría de sus habitantes, y el resto de la población, en su mayoría proveniente de otros lugares del departamento, se siente excluida; se hace necesario generar procesos de inclusión de las comunidades que habitan los nuevos barrios para generar un mayor sentido de pertenencia con la ciudad.

Las verbenas barriales deberían repensarse para evitar caer en la rutina de recorrer unas calles donde solo se venden licores y comidas rápidas, y los platos típicos cada vez son más escasos. Las tarimas de espectáculos apenas cumplen con un mínimo objetivo de distraer, y son más bien un espacio para promocionar el consumo de licores de otros departamentos.

Quienes participen en los revulús o bundes, deben entender que la policía no es quien debe brindarles seguridad; es la misma población que debe autorregularse, para hacer más agradable y seguro el recorrido, esta es una labor pedagógica que debe hacerse principalmente con los jóvenes que, en un amplio porcentaje, no tienen un claro concepto del significado y naturaleza de las fiestas. Los numerosos grupos de chirimías que son el corazón que hace palpitar las fiestas, deben asumir con mayor compromiso con la interpretación, algunas veces parece que están ahí apenas por cumplir. Naturalmente se entiende que son unas fiestas de dos semanas, que producen un desgaste tanto en los participantes como en el público asistente, que Quibdó es una ciudad donde llueve casi todo el tiempo,  que son una fiestas de carácter popular en donde, afortunadamente, el acceso a lo que ofrece la fiesta lo tiene casi toda una población pobre.
Devoción al santo patrono

San Pacho y sus feligreses
El San pacho sigue siendo una fiesta con sabor negro, de piel, sonidos y sentir afro, así se incremente cada año el número de residentes de otros lugares del país y haya afluencia de algunos turistas extranjeros, esa es su esencia. Hay muchos elementos que tienen que permanecer, pero en una ciudad en crecimiento, las dinámicas cambian, y es necesario adaptar y reorientar el rumbo de una fiesta que no debe intentar parecerse a carnaval alguno, y más bien recobrar autenticidad y ser más incluyente con las nuevas generaciones de pobladores que han llegado a Quibdó para quedarse.

lunes, 1 de octubre de 2012

FIESTAS DE SAN PACHO EN QUIBDÓ. ¿A qué barrio le toca hoy?

Estas son algunas postales de las fiestas de San Pacho el fin de semana. Son desfiles y comparsas, al calor de la chirimía, de la alegría y el delirio del "Revulú", del gusto de los habitantes de Quibdó por su fiesta tradicional. Creo  las imágenes lo pueden expresar mejor..
A qué barrio le toca hoy?

Arcoiris de plumas
Agua para refrescarme

Collar de perlas

Comparsa en rojo

Delirio verde

Donaire

Disfraz del barrio la Yesquita

Esplendor de oro

Expresión sanpachera

Hay comparsa para rato

Mariposa o libélula

lienzo con tocado y plumas

Antifaces

Los que miran y trabajan
 
Rostros de mi gente

Pinceladas de plumas

Llevame el paso

Comparsa del jaguar

Pal celular

Póngale color

Comparsa y pueblo

suenan los vientos

Tesoro 1

Rostro alegre

Vestal morena

Comienza el desfile

Los brazos del Revulú