Estas son traducciones de sus poemas, que al decir de Umberto Eco, “traducir es el arte decir en otro idioma las cosas de la manera más cercana posible a la forma y el sentido de como fueron escritas originalmente”, sin embargo, pese a todo y así sean las mejores traducciones, se pierde la magia de la musicalidad del griego, y la belleza de su forma de escritura… y sin embargo, conservan toda la grandeza de la excelsitud de un poeta imprescindible.
OH AMIGOS, CUANDO YO ESTUVE ENAMORADO...
Oh amigos, cuando yo estuve enamorado
- hace ya tantos años -
no vivía en el mismo mundo
que el resto de los mortales.
Vivía en la lírica fantasía,
Y aunque consciente de su engaño,
me daba felicidad,
era un sueño cálido y encantador.
Mis ojos se detenían en mi amada
y el amor hacía aún más bello su rostro;
su palacio
era para mí.
Y el barato percal
que la vestía,
te juro que para mí
era más que seda.
Dos brazaletes de bisutería
adornaban sus brazos;
pero yo los veía como joyas
de la más alta calidad.
Su cabeza lucía
flores cogidas en las montañas,
mas ¿qué otro tocado
hubiera sido más bello adorno a mis ojos?
Siempre fueron nuestros paseos
felices por ir juntos,
claras sendas sin espinos
- si los había, la tierra los ocultaba.
Ni los mejores oradores ni los hombres más sabios
podrían ahora persuadirme
tanto como el más leve gesto suyo
entonces.
Oh amigos, cuando yo estuve enamorado
- hace ya tantos años-
no vivía en el mismo mundo
que el resto de los mortales.
VUELVE
Vuelve a menudo y tómame,
amada sensación, vuelve y tómame -
cuando del cuerpo la memoria se despierta,
y un antiguo deseo vuelve a pasar por la sangre;
cuando los labios y la piel recuerdan
y las manos sienten como que tocan otra vez.
Vuelve a menudo y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan...
VELAS
Los días del futuro están delante de nosotros
como una hilera de velas encendidas
-velas doradas, cálidas, y vivas.
Quedan atrás los días ya pasados,
una triste línea de veles apagadas;
las más cercanas aún despiden humo,
velas frías, derretidas, y dobladas.
No quiero verlas; sus formas me apenan,
y me apena recordar su luz primera.
Miro adelante mis velas encendidas.
No quiero volverme, para no verlas y temblar,
cuán rápido la línea oscura crece,
cuán rápido aumentan las velas apagadas.
RECUERDA, CUERPO...
Cuerpo, recuerda no solamente cuánto fuiste amado,
no sólo los lechos en que te acostaste,
sino también aquellos deseos que por ti
brillaban en los ojos manifiestamente,
y temblaban en la voz -y algún
obstáculo casual los hizo vanos.
Ahora que todo ya está en el pasado,
parece casi como si a los deseos
aquellos te hubieses entregado -cómo brillaban,
recuerda, en los ojos que te miraban;
cómo temblaban en la voz, por ti, recuerda, cuerpo.
Corinto - Templo de Apolo |
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