BALADA INTRASCENDENTE DE ALDECOA, LEO Y GASPAR
ALDECOA, Leo
y Gaspar,
van diciendo versos
al mar,
van diciendo versos
al monte,
versos al mentido
horizonte,
y a la luna sola
y triste
que a la gente absurda
asiste.
Van diciendo versos
al mar
y al mundo…., versos
que hacen reír y hacen llorar.
Y versos a las amadas
novias,
Y sátiras y burlas
A las fobias,
Y a las tiranías yambos,
Y a las cosas bellas
Ditirambos….!
Van diciendo versos
al mar, y a Sirio,
a la mujer, a la sapiencia
y al delirio….
Y ríen de los burgos
y ciudades
solembes, equiláteros
Bagdades
y Bizancios y Síbaris
son
ciudades caras a este triple
corazón!
Y vagan por las alcobas
de su sueño,
y van ya alegres, ora tristes,
mas sin dueño….!
Y fuman sus pipas
de ágiles
humos: y en tazas
frágiles
el zumo beben del moka
sumo
del alegre hermano
vino!
Leo, Aldecoa
y Gaspar
van recorriendo el camino
diciendo versos sin tino
diciendo versos al mar
y a la mujer,
versos diciendo a la luna
y a Altaír,
versos diciendo al vivir
y al fenecer…!
Casa del Teatro la Candelaria, Bogotá |
IV
PUES si el amor huyó, pues si el amor se fue…
dejemos el amor y vamos con la pena,
y abracemos la vida con ansiedad serena,
y lloremos un poco por lo que tanto fue…
Pues si el amor huyó, pues si el amor se fue…
Dejemos el amor y vamos con la pena…
Vayamos al Nirvana o al reino de Thulé,
entre brumas de opio y aromas de café,
y abracemos la vida con ansiedad serena!
Y lloremos un poco por lo que tanto fue…
por el amor sencillo, por la amada tan buena,
por la amada tan buena, de manos de azucena….
Corazón mentiroso! Si siempre la amaré!
Teatro La Candelaria |
CANCIÓN LIGERA
ME quedas tú, y me donas la alegría
con el dolor, y tu miel deleitable
con el acebo, alóe.
me quedas tú, y la luz que tu alma cría
dentro la tenebrura inenarrable
de mi yo solitario:
Siempre loe
tu don ilusionario
Me quedas tú, y el claro sortilegio
de tus ojos rientes: con su hechizo
mi soledad se puebla.
Me quedas tú, y tu risa, cuyo arpegio
me embriaga, y tu tesoro de oro obrizo
solaz del alma sola:
La gris niebla
tu regalo aureola.
Me quedas tú, y el filtro que tu ardida
boca frutal, sombreada, en mis febriles
resecos labios vierte.
Me quedas tú, la ingenua enardecida,
me quedas tú, la experta, de sutiles
tácticas retrecheras:
Vida, muerte
Lo que quieras.
Fuente de La Candelaria |
Revisitar a León de Greiff es ir a un encuentro con
el tiempo, volver a encontrar la musicalidad de sus poemas, sus singulares e
irrepetibles personajes como Berebundo el Lelo, o Sergio Stepansky a estas
alturas provocan una lúcida placidez que evoca los mamotretos de historias
lejanas y tal vez desaprendidas.
Las mujeres de sus versos, ya sea Anabel, Xatlí o Rosa, ora la Venus de Bolombolo, “la de pupilas estrábicas/ la de muslos
pluscuamperfectos/ y de senos como cráteras/ de corindón, cuyos vinos/ antes
queman, que no embriagan”, sus mapas del mundo que hace coincidir con la
geografía de Titiribí; Sus baladas, nocturnos, sonatinas, ritornelos y relatos
“Esa rosa fue testigo/ de aquel que si amor no fue/ ningún otro amor sería”, o
tal vez atreverse a jugarse la vida “Contra el cero o contra el infinito/la
juego en una alcoba, en el agora/en un garito/en una encrucijada, en una
barricada/en un motín…..” El profundo amor de un poeta melodioso a los Sherzos,
a los Alegros Vivace, a los Rondós… todo esto lo hace auténtico, lúcido y
paradógicamente incorregible.
Tal vez lo critiquen algunos académicos, o sea
fustigado por algunos “avezados” sabihondos… eso no importa, León De Greiff nos
invita a disfrutar la noche, del amanecer y la penumbra, nos exhorta a
conversar con Xhariar y a Sheherezada, a emprender viajes hacia imaginadas
latitudes, nos invita a escuchar con placer una sinfonía mientras un micifuz ronronea
encima de un tablero de ajedrez.
Revisitar a León de Greiff ha sido voltear a mirar
para ver las velas apagadas de Kavafis, es también un tributo de admiración
hacia su obra, a las volutas de su pipa, en donde se dibujaron las más
inverosímiles y arcáicas palabras, hacia sus “fatasías echadas al viento”.
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