Para los incrédulos, aquellos que piensan que este es un puerto olvidado por las administraciones, corrupto y que anda a la deriva y desconectado de la realidad nacional, con políticos vinculados a la parapolitica e investigados por una tracalada de desfalcos, cohechos, prevaricatos y demás, les cuento que el progreso avanza: la era de los semáforos ha llegado a Quibdó, en el mes de Abril se instalaron los primeros cuatro…. En el centro de la ciudad abren y cierran huecos, taladran, perforan arreglando tuberías, cables y andenes que hacen imposible el tránsito de las miles de mujeres embarazadas que hay por aquí; creo que Quibdó tiene la mayor densidad promedio por hectárea de mujeres embarazadas en todo el país. La gran mayoría son jovencísimas y lo mas extraño es que casi todas andan sin su parejo, o por lo menos lo veo así, de pronto se ven algunas parejitas de los que ellos llaman “paisas”, pues para ellos todos los que venimos de afuera somos “paisas”, les parece? Están tan invadidos por estos especimenes que la mayoría son hinchas del Atlético Nacional!!!!!!
Pero que cantidad de mujeres embarazadas. Este pueblo es muy arrecho, cuando bailan tiran con ropa. El reggaeton y la champeta son danzas sensuales y sexuales en donde las mujeres bailan de espaldas al hombre… eso es una gozadera. Nosotros, los del interior seguramente haríamos el ridículo intentando cualquier tipo de acople, difícilmente encajamos en la natural, y permanente, disposición hacia los encuentros eróticos que caracteriza a nuestros amigos afros. Las negras cuando quieren a sus negros, cómo los miman, como los abrazan y les sonríen, cómo los cuidan, los miran y no se las creen… Son amores a lo cubano, de paseo al malecón, a las riberas del Atrato, a chupar helado, a mirar la tarde, a retozar de noche…
Cada vez las mujeres son mas hermosas, tienen mayores atributos, si hay algo que me llama la atención es un donaire, una elegancia y el tumbao al caminar. Aquí no veremos negras andando por la calle con la cabeza baja o cruzadas de brazos como si fueran a realizar un mandado, al menor acorde musical se contonean, existe un culto a la apariencia, por eso hay tantas salas de belleza, los cabellos en trencitas, con chaquiras son propios de las mujeres con mayor arraigo, las mas pudientes, las cosmopolitas, las que viajan o tienen cargos importantes prefieren entrar en la moda de los alisados. Se visten de mil colores, se engalanan con accesorios llamativos y cuando ríen salen a relucir sus perlas, su espontaneidad, la picardía y cierta dulzura que extasía.
Como la ciudad es la gente, los quibdoseños son amables, amigables, procuran ser impecables en el vestir, su charla es rápida, ruidosa, sencilla y divertida. Son extremadamente decentes y desprevenidos, no existe agresividad en su tono, mas bien tienden a ser resignados. Mantienen su dignidad, casi no hay indigentes o personas que pidan dinero. Son contemplativos, melancólicos y aunque tienen su malicia natural a veces son ingenuos, -tal vez por este motivo los políticos y clases dominantes les manejan su idiosincrasia y los mantienen sumisión y conformismo-.
Bueno, aquí no hay centros comerciales, ni grandes superficies para comprar cosas, ni siquiera pasajes comerciales, ni escaleras eléctricas, ni fuentes de agua: en cambio en cada cuadra se encuentran almacenes que los sabios indígenas del Vaupés bautizaron como “cacharro e’ blanco”, toneladas de baratijas, sandalias, abalorios, fantasías y tiestos de cocina inundan el mercado. Pero no hay una buena librería, o un buen almacén de artesanías. Eso si hay compraventas, pero no crean que son como esas pichurrias de Chapinero o de la décima, llenas de televisores, dvds, cámaras, porcelanas italianas y relojes… aquí solo se comercia con oro, hay millares de anillos, cadenas, dijes; como en la colonia, el oro es el símbolo del poder y la riqueza.
De viernes a domingo hay mucho ruido, parece que en cada casa hubiera una gran fiesta, y uno se asoma y tan solo hay un negrito con su equipo de sonido a todo dar, como les dije aquí se escucha vallenato, la salsa del Pacifico, que no es ni la Ponceña, ni la Fania ni don Cheo, los domingos hay sitios donde suena chirimía y ya…. O hasta ahora no me he enterado de nada más. Al parecer la mayoría de ellos desconoce como se llama la flamante ministra de cultura, y por ninguna parte se ve el culto a la memoria de los negros importantes, salvo la natural obamania, estas tierras no las visita Miles Davis, ni el cronopio de Armstromg, Bebo Valdés, la rebeldía de Malkhom X o de Benkos, las letras de Amir Baraka o de nuestro querido Zapata Olivella. De aquí es Maturana, el entrenador, a quien no quieren porque dicen que no ha hecho nada por esta región, también es chocoano Jairo Varela el de Niche, ese si ha realizado valiosos apoyos a la difusión del folclor y la cultura chocoana.
Ay de la Bogota lejana, extraño su frío, sus congestiones, a los amigos, los tangos y el sentir bohemio, sus mil y un eventos cada día, sus noches de bufandas y de vino… A cambio he venido a contemplar las tardes del Atrato, a sentir la lluvia en los tejados, a caminar entre palafitos, a escuchar tambores, a comer pescao, a dar una mano a quienes tienen la esperanza de que el futuro traerá menos congojas, y a colocar emplastos de trópico, marañón y borojó a este atribulado corazón.
Un lugar para compartir con ustedes experiencias y sentires de mis viajes, de mi oficio. Para mostrar algunas vivencias y el transcurrir de los días; poner en escena las reflexiones, las imágenes y los sonidos que me atraen. Ha sido pensado con el ánimo de afianzar aficiones, ilusiones, los afectos, la amistad, la creatividad y el gusto por lo vital. Es también un motivo para desplegar el apego a la palabra, a la adicción de escribir... Siga Bienvenid@!!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario