
Pero que cantidad de mujeres embarazadas. Este pueblo es muy arrecho, cuando bailan tiran con ropa. El reggaeton y la champeta son danzas sensuales y sexuales en donde las mujeres bailan de espaldas al hombre… eso es una gozadera. Nosotros, los del interior seguramente haríamos el ridículo intentando cualquier tipo de acople, difícilmente encajamos en la natural, y permanente, disposición hacia los encuentros eróticos que caracteriza a nuestros amigos afros. Las negras cuando quieren a sus negros, cómo los miman, como los abrazan y les sonríen, cómo los cuidan, los miran y no se las creen… Son amores a lo cubano, de paseo al malecón, a las riberas del Atrato, a chupar helado, a mirar la tarde, a retozar de noche…
Cada vez las mujeres so

Como la ciudad es la gente, los quibdoseños son amables, amigables, procuran ser impecables en el vestir, su charla es rápida, ruidosa, sencilla y divertida. Son extremadamente decentes y desprevenidos, no existe agresividad en su tono, mas bien tienden a ser resignados. Mantienen su dignidad, casi no hay indigentes o personas que pidan dinero. Son contemplativos, melancólicos y aunque tienen su malicia natural a veces son ingenuos, -tal vez por este motivo los políticos y clases dominantes les manejan su idiosincrasia y los mantienen sumisión y conformismo-.
Bueno, aquí no hay centros comerciales, ni grandes superficies para comprar cosas, ni siquiera pasajes comerciales, ni escaleras eléctricas, ni fuentes de agua: en cambio en cada cuadra se encuentran almacenes que los sabios indígenas del Vaupés bautizaron como “cacharro e’

De viernes a domingo hay mucho ruido, parece que en cada casa hubiera una gran fiesta, y uno se asoma y tan solo hay un negrito con su equipo de sonido a todo dar, como les dije aquí se escucha vallenato, la salsa del Pacifico, que no es ni la Ponceña, ni la Fania ni don Cheo, los domingos hay sitios donde suena chirimía y ya…. O hasta ahora no me he enterado de nada más. Al parecer la mayoría de ellos desconoce como se llama la flamante ministra de cultura, y por ninguna parte se ve el culto a la memoria de los negros importantes, salvo la natural obamania, estas tierras no las visita Miles Davis, ni el cronopio de Armstromg, Bebo Valdés, la rebeldía de Malkhom X o de Benkos, las letras de Amir Baraka o de nuestro querido Zapata Olivella. De aquí es Maturana, el entrenador, a quien no quieren porque dicen que no ha hecho nada por esta región, también es chocoano Jairo Varela el de Niche, ese si ha realizado valiosos apoyos a la difusión del folclor y la cultura chocoana.
Ay de la Bogota lejana, extraño su frío, sus congestiones, a los amigos, los tangos y el sentir bohemio, sus mil y un eventos cada día, sus noches de bufandas y de vino… A cambio he venido a contemplar las tardes del Atrato, a sentir la lluvia en los tejados, a caminar entre palafitos, a escuchar tambores, a comer pescao, a dar una mano a quienes tienen la esperanza de que el futuro traerá menos congojas, y a colocar emplastos de trópico, marañón y borojó a este atribulado corazón.
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