1- El TLC: En qué cabeza sensata cabe la idea de que el TLC es un buen tratado que beneficie al país?, seguramente puede favorecer a unas cuantas familias multimillonarias dueñas de cultivos de flores que contaminan el ambiente y explotan laboralmente a sus trabajadoras, o a quienes decidan exportar algunos pocos productos exóticos, o a los miles de intermediarios en los negocios de exportación que harán los Estados Unidos, porque como lo dijo Gabriel Silva, el embajador de turno en el momento de la aprobación del tratado, “Obama tomó la decisión de hacer de las exportaciones la locomotora del crecimiento de los Estados Unidos”. O sea que nos veremos inundados de productos gringos en detrimento de la bien maltrecha ya, industria manufacturera nacional.
Un país de hijos del Maíz, que ha basado su soberanía alimentaria en este ancestral grano, se verá ahora invadido de millones de toneladas de maíz amarillo y blanco, tal vez transgénico, que golpearán la estabilidad alimentaria de millones de pequeños agricultores campesinos. También los lácteos, el pollo, la carne, llegarán por toneladas y más baratos, sí eso es cierto, pero los medianos y pequeños productores nacionales, como siempre, serán quienes lleven la peor parte. Si Agroingreso Seguro trataba de preparar a los ganaderos, y agricultores para hacer frente a las repercusiones del TLC es porque el negocio en términos generales no es bueno para el país.
Y no es bueno porque no tenemos cómo competir con ellos, no hay vías, no hay infraestructura, no hay un plan de subsidios para la producción, tal vez el mayor logro que pueda tener será el tener la estabilidad de los mercados ya conquistados, pero eso se podía hacer sin necesidad de firmar un tratado tan leonino; la aprobación de los tratados con Corea, Panamá y Colombia da muestras de la necesidad que tienen los norteamericanos de fortalecer sus mercados y enfrentar la guerra comercial con China. El TLC es algo así como si uno tuviera un “amigo” millonario que lo invitara a almorzar a un muy buen restaurante, y en el momento en que llega la cuenta nos dice: “paguemos americano”, es decir, cada uno lo suyo. A él no le afecta su bolsillo ni su dignidad…. A nosotros sí.
2- ¿Y qué tal la reforma a la Educación?, una ley que fomenta la educación privada, clasista, y que vá en detrimento de la responsabilidad del Estado de fortalecer la educación superior pública y brindar el acceso a de los colombianos sin recursos a una educación de calidad y competitiva, que en realidad les permita tener acceso a mayores y mejores oportunidades? Es el estímulo a la educación como negocio, a estratificación del conocimiento, a ampliar la brecha entre privilegiados y ciudadanos del común, pues va cerrando puertas a espacios educativos donde interactúen diferentes clases y sectores sociales, donde se exprese la diversidad y multiculturalidad… y marcará “territorios” de formación polarizados para los “niños bien”, los unos, y otros para los “revoltosos” que protestan y echan piedra. Un sistema educativo que pretende de que el acceso a un educación de calidad puedan pagarlo únicamente quienes disponen de mayores recursos.
3- La amenaza a los ecosistemas con los macroproyectos, con la minería como “aplanadora” del actual gobierno. Cada día son aparecen más iniciativas que atentan contra nuestro patrimonio; ahora aparece el proyecto para construir un hotel de 7 estrellas en la Sierra Nevada, territorio ancestral y patrimonio de los pueblos milenarios que la han habitado, y de todos los colombianos. Pero eso no importa, dice el Ministerio del Interior que allí no hay resguardos, y así se van imponiendo de la mano de grandes negociantes, las condiciones de quienes tienen el capital. Seguimos viviendo en un país donde los privilegiados controlan el poder político, y a la sombra todo su poder económico.
Y sin contar el inciero panorama político que se viene con las elecciones, dinastías políticas regionales dispuestas a continuar aprovechándose de los recursos públicos, como rémoras, pagados al dominio y al poder a como dé lugar, y emergentes buscando copiar sus lucrativos sistemas. Y aún más ni siquiera el país se preparó conscientemente para responder a los efectos de la ola invernal que ya ha empezado.
Es solo una muestra de los motivos para estar “indignados”, como lo están los indignados de Wall Street, los de España, los de Grecia, los de Chile, los de cientos de países que se van sumando a esta gran protesta planetaria. El capitalismo salvaje y la acumulación de poder y riqueza en manos de tan pocos muestran que sus sistemas están “haciendo agua”. Si no se permite el acceso a formas de vida dignas a las nuevas generaciones, si no hay voluntades un mundo futuro más justo y menos excluyente, la protesta social se incrementará y será, parafraseando Gabriel Zelaya: “ Un arma cargada de futuro”.
Sus comentarios los pueden enviar a megaspar@hotmail.com
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