miércoles, 26 de agosto de 2009

AY SAN PACHO, LAS ALBORADAS ANUNCIAN...

En Quibdó los barrios siguen siendo lugares vitales de la cotidianidad; es el vecindario donde se nace, se crece, se sufre y se goza, allí se construyen y reafirman estrechos lazos afectivos, de amistad, de crianza, de herencia, de linaje, de solidaridad. Es la marca de identidad de los quibdoseños, la esquina, la música de los picós, los corrillos en los andenes, los combos que juegan cartas o dominó. De ahí la importancia de un gran evento que fortalece la identidad de los llamados barrios franciscanos, y por eso San Pacho Recorre una ciudad adornada con banderas, guirnaldas, serpentinas, y las alboradas, desfiles y comparsas, son parte esencial de este carnaval. La organización barrial nace de la organización de estos eventos religiosos.

Cuentan los que saben de historias que la fiesta se inició por allá en 1648, cuando los misioneros franciscanos llegaron al Pacífico a “convertir indios idólatras” y buscar las rutas del oro, entonces organizaron una procesión de canoas por el Río Atrato encabezada por la imagen del santo.

Ahora la fiesta es todo un carnaval, ya se iniciaron las alboraditas, que son encuentros en los barrios que anuncian la llegada de San Pacho; los vecinos se reúnen, comparten comida y aguardiente, y al son de la chirimía cocoana, (que es un conjunto con clarinete, platillos, tambor alegre o redoblante (requinta), tambora, bombardino y saxofón) recorren las calles de su barrio. Esto sucederá en muchos barrios, así no figuren en la exclusiva lista de barrios franciscanos, esos 12 del centro de Quibdó, que son los elegidos para formar el gran revulú.

El 3 de Septiembre viene la gran alborada que anuncia que ya llega la fiesta, y el 20 se abren las fiestas con la tradicional misa, llamada arco, con entrega de banderas y la procesión de San Pacho. Y para rematar viene el concierto tradicional, es el gran baile, de apertura, cuando las gentes se disponen a entregar su vitalidad a la rumba, este concierto tiene algo mágico y es que el escenario es el sitio donde finaliza el grandioso desfile de comparsas o de banderas con que se inaugura la fiesta patronal.
Esta es una celebración que nace del barrio, es la reivindicación de ese territorio que todos añoramos, recordamos, y al cual queremos regresar, es una buena oportunidad para evocar lo que no se va perdiendo en las grandes ciudades. Para el pueblo el barrio es todo, un lugar de interacción que deja huella, y que al perderse nos deja desolados, escondidos en la frágil burbuja de la individualidad y la soledad.

Los mejores testimonios sobre eses corralitos de vivencias los tenemos en la música del Caribe, en la salsa de barrio, en los solares y los patios que inspiraron a Rubén Blades o a Tite Curet, en la hermosa canción de Serrat “Fiesta”, que es aplicable a cualquier fiesta que con el pretexto religioso de “Gloria a Dios en las alturas,/ recogieron las basuras de mi calle ayer oscura/ y hoy sembrada de bombillas”, nos permite explayarnos en compartir con todos, en el disfrute y el placer, en lugares donde se hacen flexibles los usuales códigos de comportamiento. Las gentes de las barriadas de Quibdó deben tener algo en común con las favelas de Río, con los barrios de La habana, inclusive con esos barrios porteños que inspiraron letras tan hermosas como “Melodía de arrabal”. Ahí también están vigentes las letras de Choc Quib Town y de otros grupos de champeta, para entender que el barrio vive!

Quienes han partido de sus barrios y la vida les sonríe, ya por haber estudiado o haciéndole trampas a la vida, quienes han dejado sus tierras por muchas razones, añoran regresar a su tierra, a su barrio, y ojalá en época de fiestas y poder abrazar a sus viejos amigos. La alegría del reencuentro, de compartir el sancocho de las siete carnes, de sentirse recordados, de volver, es otra forma de sensualidad, es el disfrute del espíritu, es otra forma de orgasmo más íntimo, más sincero.

martes, 25 de agosto de 2009

YA VIENE SAN PACHO!!!!!

-Ya viene San Pacho, solo falta un mes-, es la viva voz de las gentes en Quibdó. En los barrios se respira un ambiente de víspera de fiestas, se organizan rifas y eventos que ayudan a recolectar recursos para sufragar parte de los gastos del día que le corresponde a cada barrio. Se engalanan los frentes de las casas, se pintan fachadas, se intenta terminar con obras públicas inconclusas, se pavimentan calles, se tapan huecos, se arreglan andenes, y día a día la ciudad se viste de fiesta. Es el tiempo del desahogo, del goce y la sensualidad, de las manifestaciones artísticas, de los desfiles y la música, del “sevaletodo”, de la alegría, la bulla y el relajo.

Dicen que es la versión 361 de las fiestas Franciscanas; con sus desfiles de banderas y de comparsas, San Pacho está en las calles, desempolvan las imágenes, lo engalanan, lo colocan en el frente de las casas. San Pacho es el mismísimo San Francisco de Asís, patrono de la ciudad, los habitantes lo llaman así cariñosamente, es su amigo, su cómplice y mantienen una relación de familiaridad tal que podemos decir, es invitado a cuanto acto o festín realicen, sea espiritual o pagano. San Pacho es negro, es chocoano, es auténtico, huele a carne ahumada, a aguardiente, a Río Atrato, a almizcle, a piel morena. Le pertenece a todos, por eso se espera todo el año, es patrimonio de ricos y pobres, de jóvenes y mayores, es liberación, sincretismo y lujuria.


La fiesta tiene otros aspectos más allá de lo lúdico: su contenido cultural e histórico, en el marco del Festival de música Petronio Alvarez se realizó una exposición alusiva a las fiestas; acá se realizará una gran feria artesanal, los grupos folclóricos más representativos estarán presentes, y se anuncia un superconcierto con los Van Van de Cuba, que por estos días tienen pegado el tema “Me mantengo”. En el malecón se levanta una escultura realizada por el artista Miguel Sopó que, espero, sea engalanada para estos días. Se adornarán espacios públicos, plazas de comidas, para esos días se incrementarán las ventas populares, el desorden y el rebusque.
Las fiestas de San Pacho se inician el 20 de septiembre y duran algo así como 15 días. Cada día un barrio es el encargado de organizar la fiesta, con alborada, bunde, chirimía, sancocho, licores, bailes, comparsas… ya los quibdoseños saben el orden de los barrios y, por supuesto, el día que les corresponde. En tiempo de fiestas disminuye el ritmo de trabajo de todas las entidades, no es conveniente programar actividades, el ánimo está en lo que pueda deparar cada nuevo día, con sus alboradas y su revulú.
Desde ya me puedo imaginar el tráfico de pangas y canoas por el río, los colores, la lluvia alegre, el atolondrador sonido de los equipos de sonido en cada cuadra, en cada casa, las botellas vacías, la noche que no termina y la resaca.Este es solo un abrebocas, los que se animen a venir, avisen con tiempo, pues se espera una gran afluencia de gocetas de alta resistencia. Las próximas notas estarán dedicadas a contar algunos aspectos de los preparativos, de la tradición, del patrimonio, también crónicas del Quibdó bizarro, para que se vayan haciendo una idea de lo que les espera si se aparecen por acá, de lo que se pierden o de lo que se salvan.