miércoles, 27 de mayo de 2009

MI AMIGO BENJAMIN VENDE LIMONES EN UNA CARRETA

Cada vez que le encuentro me recibe sonriendo, su vivaz mirada tiene la inquietud de lo que pueda deparar el siguiente instante. Habla como si las palabras se pelearan por salir de su boca, y sí, generalmente atropellan en desorden y a uno le toca recomponer y descifrar sus frases, porque vive incorporando cuanto término de diccionario le agrada por su sonoridad Hace algunos años vivía en Cantón de San Pablo, allí tenia su tambo y cultivaba plátanos, borojó, piñas y chontaduros, a veces recogía aguacate o marañones y todo eso lo metía en su canoa a la que cariñosamente había bautizado “El Corcel del Atrato”, y navegaba hasta Quibdo, a vender los productos de su tierra. Casi siempre en el puerto se encontraba con algunos amigos para jugar cartas, bromear, tomar cerveza y contar historias. A su regreso llevaba mercado de grano, jabon, ropa para sus hijos, repuestos para el motor fuera de borda, gasolina, cigarrillos, cortes de tela y abalorios que regalaba a las morenas que cortejaba en el caserío. Allá era un negro pudiente, mantenía una familia numerosa. Aun convive con una mujer grande, fuerte, experta en preparar arroz con longaniza, sopa de queso y arroz empedrado con costilla de cerdo guisada. Ella canta arrullos y cantos de velorio, cuando toma aguardiente canta vallenatos y baila chirimía, sabe de rezos, sabe de contras, sabe atraer el amor y prevenir la malda!! Allá Benjamín atraía a otras mujeres, las encantaba con su dentadura perfecta, su generosidad, sus promesas, su baile y su arrechera. A veces lograba que le funcionara una pequeña planta eléctrica y organizaban fiestas que podían durar tres y cuatro días, no faltaba la discusión, la pelotera, los amagues de pelea y hasta el brillo de los machetes, pero generalmente las cosas no pasaban a mayores y vivían en paz. La comida no faltaba, tampoco la diversión y el techo estaba seguro. Cuando estaba limpia su parcela sacaba tiempo e iba a “mazamorrear” que es buscar oro en las arenas del rio, y cuando andaba con suerte sacaba hasta dos castellanos, que vendía en sus viajes a Quibdó. Si bien es cierto que no tenían un puesto de salud, las mujeres mayores del caserío, sabían de plantas y poderes curativos, de rezos y tratamientos para las cosas malignas; algunas veces los niños asistían a la escuela, cuando llegaban los profesores, si no tenían clase siempre había que hacer, el juego de fútbol, la cacería de la guagua, las rondas y los cantos. Ahí estaban las parteras para atender a las mamas jóvenes; ah tierra fértil para parir y levantar muchachitos en tierras difíciles, con enfermedades tropicales. Mas que desnutrición la causa principal de las enfermedades son las condiciones de aseo y de acceso a servicios públicos lo que ocasiona las epidemias. Son hábitos culturales ancestrales. Así vivía Benjamín. Pero como la selva es lugar donde las bestias mas fuertes imponen su ley, un día entraron unos hombres al caserío y lista en mano fueron llamando a sus habitantes; se llevaron 15 jóvenes y no se volvió a saber de ellos, a quienes trataron de hacer resistencia los ajusticiaron a la vista de todos y les dieron 24 horas para que desocuparan la región. En medio del llanto de mujeres y de niños, montaron lo que les cupo en “El Corcel del Atrato” y llegaron a Quibdó, aquí están, hace más de un lustro, en principio vistos como bichos raros por los quibdoseños, implorando la ayuda de la alcaldía, de la gobernación, tratando de romper la indiferencia de quien puedan…., arrastrando con el estigma de ser pobres e irrumpir la tranquilidad de otras personas. Benjamín, quien seguramente no tuvo mas que dos años de escuela hoy tiene que aprenderse una tracalada de leyes, decretos, tutelas, reglamentos, normatividades, sentencias de la corte, apelaciones, para reclamar e intentar arañar algunos recursos que le permitan rescatar algo de la dignidad que perdió al salir de sus tierras. Seguramente nunca escuchó hablar de los Hutus o los Tutsis, que en menos de cuatro meses por allá en Ruanda se mataron como un millón de ellos, o de las tantas masacres que se padecen diariamente en el planeta, lo que si sabe con certeza es que su drama y su tragedia no le corresponden, no son culpa suya. Pasa sus días con el sol a cuestas, con una carpeta de papeles bajo el brazo, de oficina en oficina, fungiendo de líder de la comunidad desplazada de sus tierras, buscando una brújula para encontrar el norte. Y ahora para darle de comer a su familia, recorre de barrio en barrio las calles de Quibdó. con una desvencijada carreta donde vende limones. Liiiimones… A llevar los liiiimones…..

jueves, 21 de mayo de 2009

El caso es que tenemos mucho en comun!!!!

“Puede que a ti te guste o puede que no

pero el caso es que tenemos mucho en común

bajo un mismo cielo, más o menos azul,

compartimos el aire y adornamos el sol”.

Esta estrofa de una bella canción de Serrat es un canto a la diversidad, una invitación a eliminar de nuestro sentimiento esa fea costumbre de excluir a los que no son de uno u otro color, a los que piensan diferente, a los que se divierten diferente, a los que creen en otros dioses, a quienes disfrutan de sus cuerpos sin sentimientos de culpa, a los que lloran a sus muertos rasgando vestiduras sin convertir el suceso en “eventos sociales”, donde hasta quienes sentimos mayor dolor tenemos que estar bien puestecitos.


Hoy 21 de Mayo es el día de la afrocolombianidad, Quibdó está de fiesta. Me despertaron los sonidos marciales de las bandas de guerra escolares, sobra decir que aquí la cotidianidad es alegrada frecuentemente con desfiles, disfraces, comparsas, y no se pierde ocasión para que todo aquello parezca carnaval y fiesta.

En el paseo al Malecón vi una algarabía de estudiantes en formación, con banderas, estandartes y carteleras que hacen remembranza de los ancestros; algunos jovencitos se engalanaban con trajes típicos del África, países como Ghana o Argelia tienen aquí sus representantes, suenan los instrumentos, se alistan los bailarines, el candombe, el alabao y el vudú también están de celebración. Hoy se rinde homenaje a los negros que entregan su talento a las letras, las artes, la música, la ciencia o la política; yo le rindo admiración a quienes con el espinazo al sol le arañan dos gramos de oro a las aguas del Baudo, a quienes descargan racimos de plátano en los puertos, a las matronas que fritan pescao en braseros de leña, a las madres solteras y jovencitas que trabajan en casas de familias por cualquier moneda o libra de arroz, a quienes salieron despavoridos de sus tambos antes de que las motosierras los picaran como a la madera que se les roban…

Naturalmente le rindo admiración a Candelario Obeso, al maestro Zapata Olivilla, a Oscar Collazos y a Sonia Truque, al maestro Rojas Erazo, a Teresita Gómez, a Gualajo… gracias a todos ellos y a muchos mas por su talento, por su alegría, gracias por el fuego, por la magia y la sensualidad, por los cantos a sus ancestros, gracias por los tambores, gracias a los cimarrones porque nos enseñaron que la libertad tiene su precio…

Para mis amigos de Bogota, Pacho Amin, Juan Mosquera, el negro Yimi, Esperancita, Neris, los noctámbulos de África o de Bongó, un abrazo con el alma.

Hoy, como en muchos lugares del país, se realizaran más de 180 eventos, Ojalá que la fiesta sea pa todo el año, que nos vacunemos contra la discriminación, pero que la vacuna no caduque o actúe solo en ciertas circunstancias. Yo sencillamente me sentare a tomar un “regional” (aguardiente de alambique) con algún amigo afro, de los que cargan una carreta y venden limones por las calles de Quibdó.

“yo blanco y tú como el betún

y, fíjate,

no sé si me gusta mas de tí

lo que te diferencia de mi

o lo que tenemos en común.

Te guste o no
me caes bien por ambas cosas

lo común me reconforta,

lo distinto me estimula.”

(En la fotografía esta mi hija Paula y una amiga)
“Puede que a ti te guste o puede que no
pero el caso es que tenemos mucho en común
bajo un mismo cielo, más o menos azul,
compartimos el aire y adornamos el sol”. Esta estrofa de una bella canción de Serrat es un canto a la diversidad, una invitación a eliminar de nuestro sentimiento esa fea costumbre de excluir a los que no son de uno u otro color, a los que piensan diferente, a los que se divierten diferente, a los que creen en otros dioses, a quienes disfrutan de sus cuerpos sin sentimientos de culpa, a los que lloran a sus muertos rasgando vestiduras sin convertir el suceso en “eventos sociales”, donde hasta quienes sentimos mayor dolor tenemos que estar bien puestecitos.
Hoy 21 de Mayo es el día de la afrocolombianidad, Quibdó está de fiesta. Me despertaron los sonidos marciales de las bandas de guerra escolares, sobra decir que aquí la cotidianidad es alegrada frecuentemente con desfiles, disfraces, comparsas, y no se pierde ocasión para que todo aquello parezca carnaval y fiesta. En el paseo al Malecón vi una algarabía de estudiantes en formación, con banderas, estandartes y carteleras que hacen remembranza de los ancestros; algunos jovencitos se engalanaban con trajes típicos del África, países como Ghana o Argelia tienen aquí sus representantes, suenan los instrumentos, se alistan los bailarines, el candombe, el alabao y el vudú también están de celebración. Hoy se rinde homenaje a los negros que entregan su talento a las letras, las artes, la música, la ciencia o la política; yo le rindo admiración a quienes con el espinazo al sol le arañan dos gramos de oro a las aguas del Baudo, a quienes descargan racimos de plátano en los puertos, a las matronas que fritan pescao en braseros de leña, a las madres solteras y jovencitas que trabajan en casas de familias por cualquier moneda o libra de arroz, a quienes salieron despavoridos de sus tambos antes de que las motosierras los picaran como a la madera que se les roban… Naturalmente le rindo admiración a Candelario Obeso, al maestro Zapata Olivella, a Oscar Collazos y a Sonia Truque, al maestro Rojas Erazo, a Teresita Gómez, a Gualajo, y reconozco los inmensos aportes que su venerable raza nos ha entregado. Gracias por el fuego, gracias por la magia, gracias por la sensualidad, el saboreo, las palmeras, gracias a los cimarrones por ensenarnos que la libertad es el mas preciado tesoro.... Para mis amigos de Bogota Pacho Amin, Juan Mosquera, el negro Yimi, Esperancita, Neris, los noctámbulos de África o de Bongo, un abrazo con el alma. Hoy, como en muchos lugares del país, se realizaran más de 180 eventos, Ojala“Puede que a ti te guste o puede que nopero el caso es que tenemos mucho en comúnbajo un mismo cielo, más o menos azul,compartimos el aire y adornamos el sol”. Esta estrofa de una bella canción de Serrat es un canto a la diversidad, una invitación a eliminar de nuestro sentimiento esa fea costumbre de excluir a los que no son de uno u otro color, a los que piensan diferente, a los que se divierten diferente, a los que creen en otros dioses, a quienes disfrutan de sus cuerpos sin sentimientos de culpa, a los que lloran a sus muertos rasgando vestiduras sin convertir el suceso en “eventos sociales”, donde hasta quienes sentimos mayor dolor tenemos que estar bien puestecitos.
Hoy 21 de Mayo es el día de la afrocolombianidad, Quibdó está de fiesta. Me despertaron los sonidos marciales de las bandas de guerra escolares, sobra decir que aquí la cotidianidad es alegrada frecuentemente con desfiles, disfraces, comparsas, y no se pierde ocasión para que todo aquello parezca carnaval y fiesta. En el paseo al Malecón vi una algarabía de estudiantes en formación, con banderas, estandartes y carteleras que hacen remembranza de los ancestros; algunos jovencitos se engalanaban con trajes típicos del África, países como Ghana o Argelia tienen aquí sus representantes, suenan los instrumentos, se alistan los bailarines, el candombe, el alabao y el vudú también están de celebración. Hoy se rinde homenaje a los negros que entregan su talento a las letras, las artes, la música, la ciencia o la política; yo le rindo admiración a quienes con el espinazo al sol le arañan dos gramos de oro a las aguas del Baudo, a quienes descargan racimos de plátano en los puertos, a las matronas que fritan pescao en braseros de leña, a las madres solteras y jovencitas que trabajan en casas de familias por cualquier moneda o libra de arroz, a quienes salieron despavoridos de sus tambos antes de que las motosierras los picaran como a la madera que se les roban… Naturalmente le rindo admiración a Candelario Obeso, al maestro Zapata Olivilla, a Oscar Collazos y a Sonia Truque, al maestro Rojas Erazo, a Teresita Gómez, a Gualajo Para mis amigos de Bogota Pacho Amin, Juan Mosquera, el negro Yimi, Esperancita, Neris, los noctámbulos de África o de Bongo, un abrazo con el alma. Hoy, como en muchos lugares del país, se realizaran más de 180 eventos, Ojala que la fiesta sea pa todo el año, que nos vacunemos contra la discriminación, pero que la vacuna no caduque o actúe solo en ciertas circunstancias. Yo sencillamente me sentare a tomar un “regional” (aguardiente de alambique) con algún amigo afro, ojala de los que cargan una carreta y venden limones por las calles de Quibdo. “yo blanco y tú como el betún
y, fíjate,no sé si me gusta mas de tí
lo que te diferencia de mi
o lo que tenemos en común.
Te guste o no
me caes bien por ambas cosas
lo común me reconforta,lo distinto me estimula.”

lunes, 18 de mayo de 2009

Postales de Quibdo!!!

Tan solo l@s invito a recrearnos con estas estampas de una tierra caliente que parece lejana y sin embargo nos es entrañablemente familiar!!!

































































































































jueves, 14 de mayo de 2009

En Quibdó no todo es corrompición!!!!!!!!

Para los incrédulos, aquellos que piensan que este es un puerto olvidado por las administraciones, corrupto y que anda a la deriva y desconectado de la realidad nacional, con políticos vinculados a la parapolitica e investigados por una tracalada de desfalcos, cohechos, prevaricatos y demás, les cuento que el progreso avanza: la era de los semáforos ha llegado a Quibdó, en el mes de Abril se instalaron los primeros cuatro…. En el centro de la ciudad abren y cierran huecos, taladran, perforan arreglando tuberías, cables y andenes que hacen imposible el tránsito de las miles de mujeres embarazadas que hay por aquí; creo que Quibdó tiene la mayor densidad promedio por hectárea de mujeres embarazadas en todo el país. La gran mayoría son jovencísimas y lo mas extraño es que casi todas andan sin su parejo, o por lo menos lo veo así, de pronto se ven algunas parejitas de los que ellos llaman “paisas”, pues para ellos todos los que venimos de afuera somos “paisas”, les parece? Están tan invadidos por estos especimenes que la mayoría son hinchas del Atlético Nacional!!!!!!

Pero que cantidad de mujeres embarazadas. Este pueblo es muy arrecho, cuando bailan tiran con ropa. El reggaeton y la champeta son danzas sensuales y sexuales en donde las mujeres bailan de espaldas al hombre… eso es una gozadera. Nosotros, los del interior seguramente haríamos el ridículo intentando cualquier tipo de acople, difícilmente encajamos en la natural, y permanente, disposición hacia los encuentros eróticos que caracteriza a nuestros amigos afros. Las negras cuando quieren a sus negros, cómo los miman, como los abrazan y les sonríen, cómo los cuidan, los miran y no se las creen… Son amores a lo cubano, de paseo al malecón, a las riberas del Atrato, a chupar helado, a mirar la tarde, a retozar de noche…

Cada vez las mujeres son mas hermosas, tienen mayores atributos, si hay algo que me llama la atención es un donaire, una elegancia y el tumbao al caminar. Aquí no veremos negras andando por la calle con la cabeza baja o cruzadas de brazos como si fueran a realizar un mandado, al menor acorde musical se contonean, existe un culto a la apariencia, por eso hay tantas salas de belleza, los cabellos en trencitas, con chaquiras son propios de las mujeres con mayor arraigo, las mas pudientes, las cosmopolitas, las que viajan o tienen cargos importantes prefieren entrar en la moda de los alisados. Se visten de mil colores, se engalanan con accesorios llamativos y cuando ríen salen a relucir sus perlas, su espontaneidad, la picardía y cierta dulzura que extasía.

Como la ciudad es la gente, los quibdoseños son amables, amigables, procuran ser impecables en el vestir, su charla es rápida, ruidosa, sencilla y divertida. Son extremadamente decentes y desprevenidos, no existe agresividad en su tono, mas bien tienden a ser resignados. Mantienen su dignidad, casi no hay indigentes o personas que pidan dinero. Son contemplativos, melancólicos y aunque tienen su malicia natural a veces son ingenuos, -tal vez por este motivo los políticos y clases dominantes les manejan su idiosincrasia y los mantienen sumisión y conformismo-.

Bueno, aquí no hay centros comerciales, ni grandes superficies para comprar cosas, ni siquiera pasajes comerciales, ni escaleras eléctricas, ni fuentes de agua: en cambio en cada cuadra se encuentran almacenes que los sabios indígenas del Vaupés bautizaron como “cacharro e’ blanco”, toneladas de baratijas, sandalias, abalorios, fantasías y tiestos de cocina inundan el mercado. Pero no hay una buena librería, o un buen almacén de artesanías. Eso si hay compraventas, pero no crean que son como esas pichurrias de Chapinero o de la décima, llenas de televisores, dvds, cámaras, porcelanas italianas y relojes… aquí solo se comercia con oro, hay millares de anillos, cadenas, dijes; como en la colonia, el oro es el símbolo del poder y la riqueza.

De viernes a domingo hay mucho ruido, parece que en cada casa hubiera una gran fiesta, y uno se asoma y tan solo hay un negrito con su equipo de sonido a todo dar, como les dije aquí se escucha vallenato, la salsa del Pacifico, que no es ni la Ponceña, ni la Fania ni don Cheo, los domingos hay sitios donde suena chirimía y ya…. O hasta ahora no me he enterado de nada más. Al parecer la mayoría de ellos desconoce como se llama la flamante ministra de cultura, y por ninguna parte se ve el culto a la memoria de los negros importantes, salvo la natural obamania, estas tierras no las visita Miles Davis, ni el cronopio de Armstromg, Bebo Valdés, la rebeldía de Malkhom X o de Benkos, las letras de Amir Baraka o de nuestro querido Zapata Olivella. De aquí es Maturana, el entrenador, a quien no quieren porque dicen que no ha hecho nada por esta región, también es chocoano Jairo Varela el de Niche, ese si ha realizado valiosos apoyos a la difusión del folclor y la cultura chocoana.

Ay de la Bogota lejana, extraño su frío, sus congestiones, a los amigos, los tangos y el sentir bohemio, sus mil y un eventos cada día, sus noches de bufandas y de vino… A cambio he venido a contemplar las tardes del Atrato, a sentir la lluvia en los tejados, a caminar entre palafitos, a escuchar tambores, a comer pescao, a dar una mano a quienes tienen la esperanza de que el futuro traerá menos congojas, y a colocar emplastos de trópico, marañón y borojó a este atribulado corazón.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Un anfibio moreno y pobre que contonea las caderas...

Bienvenidos a mi blogger, en estos tiempos de emergencia económica he venido a vivir y a trabajar en este litoral Pacifico, ahí les cuento mis primeras impresiones sobre estas tierras. Cordialmente. Mario Que es Quibdo? Un anfibio moreno y pobre que contonea las caderas y transpira donaire, sensualidad y melancolía. Vista desde el avión, es una catedral, un río y una pista de aterrizaje en medio de una inmensa yesca. Ya en el suelo es una población donde el agua somete a sus caprichos a los pobladores, agua en las nubes, agua de río, agua en sus caños, y muy poca agua de acueducto, casi nada de agua de beber…. su principal ruta de navegación es el caudaloso, imponente, rico y ahora convertido en cloaca, río Atrato. El Malecón es Terminal de transportes a donde llegan desde antes del alba campesinos, indígenas y negros en canoas trayendo miles y miles de racimos de plátano, entrabados con borojos, marañones, mangos, yucas y pescados. Es también lugar de paseo, de descanso, ocio, contemplación, sitio de reunión y alma urbana para los pobres de Quibdo. La algarabía es constante, en la plaza de mercado, en las calles, a la sombra de los edificios públicos se desparraman los vendedores y vendedoras de piñas, pescado seco, abarrotes, cachivaches, hierbas medicinales y platos de comida. La construcción mas grande es el bunker de la Fiscalia, parece que por fea no la quisieron en Ciudad Gótica y vino a parar aquí; nada tiene que ver con el entorno, no hay el menor referente a la chocoanidad, tan solo inspira el temor inquisitorial de lo “implacable que puede ser la justicia” La suciedad es parte del paisaje, las basuras conviven con la gente y los escombros de las construcciones también van a los andenes. Se ven muchas construcciones sin terminar, también hay una intensa actividad en cuanto a obras publicas, las calles están llenas de huecos, de obreros, de maquinas, y sin embargo, no se ve nada terminado. Quibdo huele a humedad, por las paredes de sus casas crece el moho, el musgo y la vegetación amenaza devorarlo todo, seguramente si los seres humanos se fueran, el poblado seria devorado muy pronto por la selva. Como llueve todos los días siquiera una vez, el barro lo unta todo; los chubascos desocupan las calles, y al momento aparece de nuevo el sol, ese calor que moja, que empapa de sudor hasta los tuétanos, que atrae mosquitos y que nos llena de picazón el cuerpo y de ronchas el espíritu. Para vivir en Quibdo se necesita ser del Pacifico, se debe ser negro[1] o indígena, los forasteros que han llegado tienen su cuerpo aquí, sus negocios aquí, pero su alma mira con nostalgia a la lejana Pereira o al remoto Medellín, a donde quisieran volver. En sus calles deambulan familias de Emberas, ellas vestidas con pintorescas telas de preciosos y rechinantes colorines, ellos con camisetas y pantalonetas deportivas. Miran hacia el interior de los almacenes, o se agrupan alrededor de las oficinas publicas, algunos venden artesanías, o frutas, no piden dinero, en los rostros de los mayores y los niños se ve la nostalgia de no poder estar en sus tierras, y en los ojos de los jóvenes las ganas de desentrañar y aventurarse en la atrayente vida urbana Creo que hay mas policías por habitante que en cualquier otra ciudad, y sin embargo, todos los días hay muertos selectivos, explosiones de petardos y atentados a la gente, en las calles transitan relucientes radiopatrullas, camionetas 4x4 blindadas, de vidrios oscuros, pertenecientes a acaudalados personajes o a influyentes políticos; casi no hay transporte publico y en cambio circulan mas de diez mil motocicletas. Nunca estuve en ciudad alguna con tanta cantidad de estos aparatos, sirven rapitaxis, como medio de transporte para incursionar en las trochas de calles que llegan a los barrios de las afueras. Una moto es uno de los bienes mas preciados de quienes habitan y trabajan o estudian en este reducto del África en Colombia. Quibdo podría estar ubicada en Ganha, en Kenia o en Costa de Marfil, da igual…. Los negros ricos llevan cadenas de oro, anillos de oro, relojes de oro, aretes de oro y son impecables en el vestir, el poder y la opulencia se les nota desde lejos, sus casas tienen columnas, balcones de media luna, mucha yeseria, mármol, puertas y ventanas de vidrios a prueba de sol, aire acondicionado y una ornamentación abigarrada; o se a que estilo de pastillaje puedan pertenecer, o cuales serán sus creadores. No hay propiamente barrios de ricos, al lado de una de estas construcciones puede coexistir una casa de madera pintada de colores con un cobertizo para que en largas jornadas los parroquianos jueguen extensas partidas de domino o baraja. Miro a la gente que transita sin ninguna prisa por las calles, las mujeres gordas, caderotas, culonas, con piernas de matar filisteos, casi todas en sandalias preferiblemente doradas o con brillantes; los hombres robustos, grandísimos, los de situación holgada - profesores, empleados públicos, comerciantes, pensionados - visten bluyines y zapatos de material, ahora casi todos andan con la cabeza rapada. En Quibdo hay demasiados profesores, licenciados y abogados: muchos colegios, muchisisimos escolares y gente joven que invade cada espacio, parque o lugar de reunión o juerga; los jóvenes y las jovencitas son elegantísimos, los unos visten de negro, con aretes, rapados o con peinados reguetoneros, las camisetas llevan letreros en ingles y están adornadas por volutas, diseños y escarchas plateadas y doradas, las zapatillas de marca son fundamentales en su indumentaria. Son morenos y morenas de una hermosura especial, de hecho hay un culto a la belleza, en cada cuadra existe por lo menos una sala de belleza, y los principales almacenes son aquellos que venden al por mayor brillantinas, esmaltes, cepillos, peines y todo tipo de cremas y ungüentos. Las mujeres lucen sus encantos desde la belleza de sus peinados hasta las uñas gordas de los dedos de sus pies, estas son miniaturas con las cuales se puede hacer perfectamente una exposición. Muy pocos se sienten orgullosos de su condición chocoana, hay algunas pequeñas fabricas de camisetas o tiendas de diseño con identidad, pero estas son principalmente para que la gente la luzca afuera del departamento. Hay pandemia de motos y de vallenatos, desde principio de Mayo Quibdo tiene un Rey chocoano de la canción inédita en el Festival vallenato, para que entiendan se llama William… En las próximas entregas les contare algo más de la geografía, el gobierno y el manejo de la política, la música, la noche, las mujeres…. las fiestas, los preparativos de San Pacho, entre otros. Los acontecimientos que me inquietan o sorprenden. Nota: el problema de las tildes es del computador y no mío. [1] Naturalmente sabemos que son afro descendientes, que son parte de nuestra diversidad étnica y cultural, con identidad propia e inmensos aportes en todos los campos del conocimiento a la construcción de país.