miércoles, 22 de julio de 2009

La bulla de la independencia!!!!

Como en todas las ciudades y pueblos del país en Quibdó se festejó el 20 de Julio con un concierto que “exaltaba los valores patrios y llamaba a la paz”. Notable idea del gobierno para presentarnos un país diverso en expresiones artísticas, y una institucionalidad tratando de convencer de que, por lo menos en el Chocó, la paz es posible así continúen creciendo los niveles de “corrompición”, y que no haya respuesta digna y efectiva para las necesidades básicas de las gentes más pobres.

Se inició la celebración con despligue de desfiles militares y bandas de guerra, que por acá les encantan. Será posible una fiesta por la paz y la reconciliación al son de notas militares? El concierto estuvo enmarcado por una agradable tarde, homenajes, aires folclóricos, no podía faltar el homenaje a Michel Jackson, con coreografía y todo. Sonó la chirimía, la marimba, el reguetón, la salsa y el vallenato. Miles de afrochocoanos se congregaron en un escenario que desconoció e invisibilizó la presencia de indígenas en la ciudad. Es cierto que los Wounaan y Emberas se encuentran en procesos de resistencia y que no participan de este tipo de actos, a su modo de ver con algo de circo y que no aportan a la solución de sus problemas, más cuando en este año han sufrido varios desplazamientos masivos de sus territorios, pero no hubo mención alguna a estas minorías, tan nacionales como cualquiera de nosotros.


Un escenario que, para ser la capital del departamento, en cuanto a su montaje escénico dejó mucho que desear, más aún cuando con todas sus deficiencias fue motivo de congregación y fiesta. A medida que avanzaba el día la tradición dio paso a nuevas expresiones musicales, de calidad artística irregular, bastante malita y rayando en el mal gusto. Estos escenarios se vuelven como fiestas de barrio en donde sin mayores criterios de selección aparecen cantantes de rancheras, bailarines, raperos, que contrastan con la calidad de algunos virtuosos que sí aportan a la construcción de identidad y gusto.

En horas de la noche el concierto se le salió de las manos a los organizadores, hubo guerra de botellas, (afortunadamente plásticas), carreras hacia todos los lados, y para rematar pasó una vieja motocicleta haciendo estallar su exhosto, los asistentes pensaron que eran petardos o bala y ahí se armó la estampida final.

Queda la sensación que en el malecón a orillas del Atrato la noción de país sigue siendo frágil, que el Chocó anda bastante desconectada de la realidad nacional y a pesar de los circos de los consejos comunitarios, su presupuesto y su manejo es cada vez es más precario, la gobernabilidad se enreda, los reinados de belleza se negocian, las tierras comunitarias se usurpan, y para la mayoría de los chocoanos la independencia fue una historia que sucedió hace 199 años, pero que no ha mejorado sus condiciones de vida, pues siguen como en el siglo XIX, sin autonomía, escondiéndose de los barbudos que quieren sacarlos de sus tierras. El compromiso con los cimarrones, pioneros no de la independencia, sino de la libertad de los afros, aún no se ha hecho realidad!!!











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