miércoles, 4 de agosto de 2010

A PROPÓSITO DE LA URNA TRICENTENARIA

Qué contendrá la urna tricentenaria?, la que van a abrir nuestros descendientes, si los hay, en el 2110? A lo mejor será como la de los noticieros… virtual, y en ella podremos guardar todo el conocimiento del que se tenga información hasta el día de hoy; muy seguramente en un disco duro o en una USB estará todo lo que creemos les puede interesar a las futuras generaciones. Podremos encriptar la información y enviarla al ciberespacio con el altísimo riesgo de que al cabo de pocos minutos su clave sea descifrada por los expertos en chuzadas del DAS, o por los servicios secretos gringos, así como hicieron con el tan mentado computador de Raúl Reyes.

Será que para el siglo 22 no nos ha dado por desbaratar el globo y aún existirá la especie humana en un planeta donde hay cerca de 25.000 ojivas nucleares, y el 90% las poseen los gringos y los rusos?, o será que de pronto ha disminuido el hambre y la pobreza, y la tierra estará mejor cuidada? será que lo que queremos dejar es un mejor planeta o unos mejores hijos para este planeta?, Bueno, supongamos que todo lo que se almacene virtualmente se pierda, le entre un virus, se pierdan las carpetas con los miles y miles de fotografías, con los mapas y demás testimonios de esta época, entonces qué guardaríamos en la urna centenaria?

Casi todos los libros e información se guardarán en las bibliotecas, en colecciones y centros de documentación, que son despensas de conocimiento y tal vez le mostrarán a los androides futuros lo sucedido por estos días y la forma como hemos tenido que sobrevivir y también morir.

Teniendo en cuenta que la urna es una pequeña caja de seguridad, no un container, he aquí algunas sugerencias de lo que se puede incluir en la urna bogotana:

Las fórmulas médicas del POS, para que tengan idea de las medicinas que entrega nuestro maravilloso sistema de salud, y todas las peripecias que nos tocaba hacer para mantenernos vivos.
Las tarjetas de puntos de los supermercados, para que se hagan a una idea de cómo nos hemos obsesionado con ser consumidores obsesivos y clientes cautivos fácilmente manipulados por los medios.
La clasificación de las especies animales que existen ahora, con fotografía y todo, para saber a cuántas habremos exterminado, cuántas nos hemos llevado por delante y cuántas quedarán para ese entonces
El mapa de rutas del trasmilenio para que comparen si dentro de cien años se han terminado las fases dos y tres.
El plano del Barrio Santafé, con su zona de tolerancia
Las estadísticas de los “falsos positivos”, y la memoria de los hechos, para que el paso del tiempo no borre impunemente los hechos y sus huellas.

También le podemos incluir un inventario de los oficios ingeniosos e inusuales a los que toca recurrir para ganarse la vida, las boletas de entrada a diversos espectáculos, la programación del Festival de Teatro (alternativo), unos cds de música (piratas), una breve antología de poesía joven, también el listado de los morosos de datacrédito a ver si de aquí allá ya hemos sido excluidos… dejémosle un lápiz adentro y ojalá unos catálogos de recientes exposiciones de arte; unos preservativos por si acaso... muchas, muchas fotos, de los parques, de los trancones, de Rock al Parque, del estadio, de Millonarios, de las misas del Divino Niño en el barrio 20 de Julio, del tejo, de las cometas y las maquinitas, hasta de los vestidos de Marbelle. Se pueden guardar unos mensajitos de texto, así como un recuento de todo lo que hacemos cotidianamente con el celular, ese nuevo órgano que nos apareció y sin el cual parece que nos faltara el aire….

Para la urna de Quibdó primero hay que pensar en manos de quién se deja la llave. Se sugiere que tenga forma de amplificador de sonido (bafle). Pueden legarse valiosos documentos como el directorio telefónico, el mapa de los huecos de las calles de Quibdó, las revistas de ventas de Esika y Ebel, por ejemplo; los carteles de las fiestas de San Pacho, la receta de la balsámica, una etiqueta del aguardiente Platino, el listado de los hijos ilustres de Quibdó (para que la historia no los olvide), la letra de “Todo a mil”, los recibos de Dispac, Aguas del Atrato y Telefónica, un ejemplar del Chocófilo y del Visor, y la carta del menú de La Paila de la Abuela.

También se puede incluir un inventario fotográfico de La Alameda, de la Universidad, y de la plaza de mercado; mostrarios de cortes de cabello de los hombres y de las uñas del dedo gordo de los pies de las mujeres. Estampas cotidianas del Malecón y sus atardeceres, con sus minuteras y mototaxistas, parumas y collares de chaquiras y una billetera de damagua; fotos de los almacenes de productos de belleza y de las salas de internet, donde ahora se navega más que por el Atrato, el San Juan y el Darién juntos. No se deben mencionar los malos políticos ni los saqueadores de los recursos de la gente; para ese entonces el tiempo deber haber borrado sus huellas y su infortunado paso por la vida. El no trascender en la historia es otra forma de castigo. Ahí quedan las inquietudes, cada uno de ustedes puede elaborar su propia urna, con el libro que más le guste, las fotos de sus amada(o)s, los paisajes del alma, la declaración de amor a las ventanas, el diario de campo o el cuaderno de cuentas, entre otros….. el resto que lo excaven y lo exploren en facebook o en twitter los ciberarqueólogos.

Sus comentarios los pueden enviar a megaspar@hotmail.com

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