miércoles, 17 de noviembre de 2010

Que ¿de dónde vengo yó? …. Pues de Quibdó…

Vengo de esa ardiente y tropical tierra donde las aguas del río invaden el malecón, cuando en estos días cae más agua que de costumbre, los fuertes aguaceros son un asomo más de la exuberancia de la naturaleza del pacífico. Aquí la cotidianidad continúa llueva o truene; así ha sido desde que se tenga noticia de este lado…salen a relucir más sombrillas de colores, y la algarabía y el corrinche continúan su alegre curso.

Ahora que Chocquibtown acaba de ganarse el Grammy Latino, queda demostrado con más vehemencia que si hay algo que identifica profundamente a los chocoanos es su tradición e identidad cultural. Nunca he escuchado a un chocoano desconocer su música de chirimía, o dejar de cantar y bailar su esencia y raíces del folclor; es más, siguen siendo fomentadas desde el ámbito de sus centros educativos.

Un quibdoseño siempre quiere estar en Quibdó. Puede salir a recorrer el mundo pero añora estar en el parque Mosquera, que es como el gran club social de esta gran familia, rodeado de sus amigos y escuchando las músicas que retumban desde todos los parlantes. Para él la ciudad sigue siendo "exelente" así se vivan cotinianamente las más caóticas situaciones.

En la música de Chocquibtown se siente profundamente el sabor urbano de Quibdó; es mezcla de rap con chirimía, con alma de chonta y voz de cantaoras, huele a húmedo y lleva currulao y cusumbí.

Goyo, Tostao y Slow, quienes conforman este trío, se apegan profundamente a sus raíces y las convierten en un lenguaje universal joven, contemporáneo y comprometido con el Pacífico. Su sonido con tamboras y marimbas, es complementado con letras que dibujan situaciones vigentes; ese es su gran acierto, y sin embargo aún no suenan tanto como sus méritos lo demandan.

Estas expresiones culturales, y los éxitos de muchos de sus deportistas son hitos que se extienden más allá de las fronteras; Un Jairo Varela que continúa haciendo salsa del Pacífico marcando una clara diferencia con los ritmos del Caribe, muchos deportistas, algunos cerebros fugados que trabajan en proyectos de investigación en afamados centros científicos y uno que otro escritor contribuyen a contrarrestar el estigma que le dejan los malos manejos de sus dirigentes, quienes a pesar de entender su chocoanidad desde lo cultural, la menosprecian desde la sus desapegos éticos y desde su desbordada ambición.

Por esta música de fusión corren las aguas del San Juan y del Atrato y también se reflejan las señoras que juegan baraja en los andenes de sus casas en horas de la tarde cuando cae el sol, esta espléndida mezcla nos hace volver la mirada hacia las calles de Quibdó, hacia los miles de jóvenes afrocolombianos que buscan oportunidades y que quieren una región con inclusión, con identidad pero, sobre todo, con un futuro donde puedan vivir y ser reconocidos.

Sus comentarios los pueden enviar a megaspar@hotmail.com

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