jueves, 31 de marzo de 2011

Manual de supervivencia a las motos en Quibdó

Estamos confundidos, en realidad no tenemos idea de la real dimensión de lo que pasa en las centrales nucleares del Japón, y eso que nos estamos familiarizando con términos como “fusión del núcleo de reactores”, isótopo radiactivo Yodo-131, o cuál es la diferencia entre si desmantelan Fukushima o le ponen un “sarcófago”. Los especialistas no se ponen de acuerdo sobre los niveles de riesgo y se especula con cifras de que las aguas del océano contienen niveles de radiación 4.000 veces más de las normales, etc. Creemos que porque estamos “lejos” esto no nos va a afectar, esperemos que no; es esta una alerta sobre los graves riesgos de las centrales de energía nuclear y las desastrosas consecuencias que se nos pueden venir encima.

Antiguo hospital de Quibdó
En Quibdó, en cambio, hay otros riesgos de perecer, también traídos desde el lejano oriente: las motocicletas. Hace unos pocos días un polémico sacerdote, periodista, “chocófilo” crítico mordaz de la política regional, fue atropellado por un aparato de estos, que le causó la muerte. Se estima que en esta ciudad hay casi treinta mil motos, y el número sigue creciendo, el sueño de todo joven es estar elegante, bailar reggetón y tener su “nalga” y su moto. Una forma de rebusque es rapimotiando, o sea utilizando este medio como vehículo de servicio público. A pesar de que se han mejorado algunas vías en el centro de Quibdó, la proliferación de motos es tanta, que se vive una congestión permanente. No existen zonas de parqueo, la reglamentación es muy laxa, las motos son muy baratas…. De noche las calles se convierten en pistas donde transitan a lo que les dá el tacómetro.

Pareciera que no existieran personas en situación de discapacidad, por lo menos para la administración municipal. En los andenes no se construyen rampas, seguramente para evitar que sean utilizadas para por los motociclistas; cada peatón es una víctima potencial, y un buen porcentaje de motociclistas son agresores, a algunos parece que la licencia de conducción les hubiera salido entre un pastel premiado.

Mientras se destruye lo poco que tiene Quibdó de patrimonio arquitectónico para levantar sitios de rumba que cobran cover de cien mil pesos para asistir a sus shows, la ciudad tiene el más alto índice de desempleo del país, algo así como el 23%, y eso que la mayoría de quienes trabajan lo hacen en el sector informal. Parece que al fin hay un nuevo carro de bomberos, el problema de las basuras sigue ahí, con el pobre Río Atrato como la principal víctima de la poca conciencia de las gentes sobre el daño que le causan. No se puede desconocer la globalización de la tecnología, en esta región sí es cierto que aunque no haya cobertura de servicios básicos, la gran mayoría posee teléfonos celulares, se instalan salas de internet hasta en los barrios más apartados, se están formado “ciudadanos digitales”, “nativos virtuales”, y cada vez se descuida más la formación de ciudadanos reales, con criterios básicos de convivencia, que asuman sus derechos y sus deberes como habitantes urbanos. Esto también es atención diferencial, esto también es la construcción de una ciudad más amable.

Unas orientaciones para no ser atropellado por una moto en Quibdó pueden ser:
Abstenerse de salir a la calle, salvo que sea una necesidad muy urgente.
Llevar el trabajo a la casa.
Evitar cruzar la calle 24, la carrera 6a, la 7a, la 1a, o la calle 30, o en Medrano, o en Jardín, o en la vía al aeropuero....
Cada vez que por necesidad tenga que cruzar, mire bien para ambos lados de la vía.
Si utiliza rapimoto, saber en qué condiciones se encuentra el aparato, si está bien de frenos, si tiene espejos retrovisores, si el piloto no está de mal genio o "enguayabao",
A esto, llevar a la mano el plano de los principales huecos y obstáculos de las vías de la ciudad.
Lo del casco obligatorio, imposible: habría que esterilizarlo después de que lo utilice el pasajero anterior, y con este calor, ni modos.
Conocerse de memoria la ubicación de todos los "policías acostados".

Como en muchas partes no existe señalización, estamos en mora de que se publique el "Manual de supervivencia a las motos en la ciudad de Quibdó", lástima que el Padre Gaitán y tantos atropellados no lo conocieron.....

Entrada con leones antiguo hospital de Quibdó

Si está de suerte puede llegar ileso al final del recorrido, no si antes haber vivido una experiencia parecida al deporte extremo.

Esta es la mirada de un observador encantado con una ciudad que le presenta una serie de atractivos, ojalá que el caos de la movilidad pueda ser controlado. Si bien es cierto que en estos últimos días se presentan hechos violentos que alteran el orden público del departamento y de Quibdó, es responsabilidad de los habitantes de la ciudad no “echar más leña al fuego” y por lo menos intentar regularse en la movilidad. Que las motos y los motociclistas no sean considerados el azote más peligroso de la ciudad.

Maravillas de la naturaleza (chocoana)
 
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